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La Última Cena, la Delicada Obra Maestra de Leonardo Da Vinci
La Última Cena
Autor: Leonardo da Vinci
Técnica: Pintura mural (temple y óleo) sobre yeso (4'60 x8'80 m)
Fecha de creación: 1495-1498
Ubicación: Refectorio de Santa María delle Grazie, Milán
Leonardo Da Vinci fue un artista trotamundos. Si bien comenzó su carrera en su Florencia natal al servicio de los Medici, a lo largo de su vida residiría en Milán (durante dos periodos), Roma, Bolonia y Venecia, y pasaría sus últimos años en Francia, bajo la protección del rey Francisco I. En todos estos lugares proyectó ingenios mecánicos que fascinaron a quienes los contemplaron y pinturas reconocidas entre las más destacadas de toda la Historia del Arte.
La Última Cena pertenece a su primer periodo milanés, donde estuvo al servicio del duque Ludovico Sforza entre 1482 y 1499, para quien trabajó como pintor, organizador de fiestas e ingeniero. La Última Cena es obra “vinciana” que más temprana y unánimemente recibió el elogio de sus contemporáneos, tanto por el dramatismo que expresa su catálogo de soberbios retratos, como por la maestría de sus detalles, que esconden secretos y símbolos que todavía hoy hacen volar la imaginación de quién la contempla.
El comedor de los monjes
Parece ser que La Última Cena fue un encargo personal del duque Ludovico il Moro dentro de los trabajos de remodelación del convento dominico Santa Maria delle Grazie, donde pensaba instalar un mausoleo familiar. La pintura de Leonardo estaba destinada a decorar la pared norte del refectorio, o comedor, de los monjes un espacio amplio y cerrado como puede observarse en la imagen sobre estas líneas.
Una obra revolucionaria
La obra de Leonardo es incomparable con las pinturas murales de la época. Al comparar La Última Cena con su contraparte, La Crucifixión (arriba), que Giovanni Donato Montorfano pintó en la pared sur del refectorio, se hace evidente la maestría del florentino, dotando a su escena y a sus personajes de un dinamismo y un dramatismo sin igual.
Una perspectiva maestra
La Última cena es un prodigio de equilibrio. Leonardo dividió a la docena de apóstoles a partes iguales flanqueando a Jesucristo, que se encuentra en el centro exacto de la obra. La simetría también se hace patente en la representación del conjunto de puertas y ventanas en los laterales y el fondo. Pero tal vez el efecto visual más sorprendente se da al contemplar la pintura, elevada unos metros del punto de vista del observador. Como puede verse en la fotografía sobre estas líneas, esta perspectiva crea un espectacular efecto que hace parecer al mural una continuación tridimensional de la sala en la que está pintado.
Paisaje inventado
Luego, a través de las ventanas, Leonardo guía la mirada del espectador hacia un paisaje natural, un trampantojo que crea la sensación de estar en un espacio abierto, cuando lo que se contempla, en realidad es un muro.
Clímax dramático
El momento elegido por Leonardo para representar esta Última Cena es también completamente original hasta entonces, el instante en el que un impasible Jesucristo anuncia a sus seguidores: "Uno de vosotros va a traicionarme". Esto da pie a que el genio florentino despliegue toda su maestría para captar los gestos y actitudes que provocaría tal anuncio: la ira de Santiago el Mayor, la sorpresa de Tomás, que levanta su dedo inquisidor, o el dolor de Felipe.
Maestro de las emociones
Leonardo da Vinci realizó decenas de esbozos y estudios para cada personaje, hasta encontrar el rostro y el gesto ideal para cada uno de ellos. A la derecha de Jesucristo, Andrés parece estar muy seguro que no será él el traidor, mientras que Bartolomé y Santiago el Menor se inclinan hacia adelante porque no quieren creer haber escuchado lo que han escuchado.
El traidor
Según un contemporáneo de Leonardo, el maestro imaginaba el talante de su personaje "y acudía allí donde se reunían personas de tales características para observar minuciosamente sus rostros y sus actitudes". No sabemos dónde debió acudir para encontrar personajes tan detestables como Judas, representado muy cerca de su maestro y con la bolsa de monedas que acaba de cobrar por su infame traición, mientras con el brazo derrama el salero sobre la mesa (asociado al mal augurio).
Y una mano que no parece pertenecer a nadie, y cuya manga ni siquiera es del color de la túnica de Pedro y que parece estar amenazando el cuello de Juan (María Magdalena) y que en su cuello parece llevar un collar, ¿qué o quién será? o ¿qué significado quiso representar Leonardo?, si es la otra mano de Pedro, está en una posición extraña del brazo y la mano parece acomodada de forma antinatural, o quiere representar que esconde un cuchillo para usarlo contra alguien.
Alimentos sagrados
Repartidos por toda la mesa, los restos de la cena que han compartido los trece personajes. El pan y el vino de la eucaristía y en los platos todavía se ven restos de comida. A pesar de que el relato bíblico sitúa el episodio en la Pascua Judía, en la que era tradicional comer cordero, uno de los especialistas que pasó 20 años restaurando la obra aseguró que se trataba de anguilas. Otro misterio fomentado por la mala conservación de la pintura, además de que en la mesa no aparece ninguna copa de vino.
Una pintura frágil
Todavía en vida de Leonardo Antonio de Beatis comentaba sobre La Última Cena: "es excelentísima, si bien comienza a deteriorarse". Leonardo no pintó su mural usando la técnica del fresco, sino una innovadora técnica de su invención más parecida a la usada para aplicar pintura al temple sobre una tabla. Producto de ello, la pintura es muy sensible a los cambios de temperatura y humedad y comenzó a desgastarse muy pronto. Sobre estas líneas una fotografía tomada antes de comenzar su última restauración, en 1977.
Imagen renovada
La última intervención a cargo de Pinin Brambilla Barcilon se prolongó durante más de veinte años, de 1977 a 1999, devolvió una obra lo más cercana posible a su apariencia, aunque seguramente lejos, todavía a la imagen que contempló Luis I de Francia. Extasiado, cuentan, el rey "preguntó si no era posible retirarla de la pared para llevarla a Francia, aun cuando ello significase destruir el famoso refectorio".
¿Quiénes en realidad aparecen en La Última Cena?
Para sorpresa de nadie, en la obra podemos ver a los 12 apóstoles y a Jesús. Los apóstoles aparecen en el siguiente orden:
Bartolomé
Santiago el Menor
Andrés
Judas Iscariote
Simón Pedro
Juan (“El discípulo amado”)
Jesús
Tomás
Santiago el Mayor
Felipe.
Mateo
Judas Tadeo
Simón Zelot
Juan es… ¿María Magdalena?
Si te fijas, a la derecha de Jesús podemos encontrar la figura de una persona de cabello largo. Esa persona es el apóstol Juan.
Aunque siempre se ha dicho que esta figura es Juan y prácticamente nunca se ha puesto en duda, lo cierto es que hoy en día hay muchas teorías que dicen que realmente es María Magdalena, incluso en algunas representaciones tempranas de la obra, Juan parece tener senos.
Algunas de estas historias se fundamentan en que Juan tiene un collar o colgante, algo que pudiera hacer referencia a una mujer, pero curiosamente solo Jesús usa uno similar, otras también dicen que la posición en la que está es un simbolismo de la feminidad. Aunque al final no hay tantas evidencias que sustenten estas teorías, muchos las siguen toman muy en serio.
A diferencia de otras versiones, en esta Jesús no tiene la aureola
Durante siglos, era habitual que las figuras religiosas tuvieran un “halo” o aureola alrededor de la cabeza, en especial cuando se trataba de una representación de Jesús.
En las versiones anteriores pintadas a esta “Última Cena”, se podía ver la aureola en la cabeza de Jesús, sin embargo, al parecer Da Vinci no le convenció la idea de hacerlo para esta versión. Entre las teorías más comunes está que se negó a hacerlo por sus creencias, mientras que otros aseguran que, si lo hubiera hecho, se perdería mucho la esencia “realista” que quería plasmar Leonardo.
Desde lo técnico, no es una obra convencional
En el renacimiento, la mayoría de las pinturas que se hacían sobre los muros eran “Frescos”, es decir, pinturas que se hacían mientras el yeso estaba húmedo. Sin embargo, en el caso de “la última cena”, se utilizó una técnica diferente.
De acuerdo con distintos historiadores, Leonardo no quería crear una obra a las prisas ni tampoco limitar sus habilidades a la técnica escogida, por lo que decidió saltarse los cánones de la época para crear la pintura con otras técnicas menos ortodoxas. Es más, se puede decir que inventó su propia técnica exclusivamente para este trabajo.
Tiene una gran cantidad de elementos en perspectiva
Uno de los aspectos técnicos más importantes de la pintura es el excelente manejo de la perspectiva. Es más, para lograr ese nivel de perfección, Da Vinci utilizó distintos elementos de apoyo, como el uso de clavos e hilos. Si bien, en la actualidad es habitual usar estas herramientas de apoyo, en su tiempo era algo totalmente innovador.
Por cierto, con fotos en infrarrojo se pueden visualizar las líneas de guía que utilizó.
Hay dos copias originales
Como era habitual en la época, los artistas solían hacer varias copias de sus obras. En el caso de La Última Cena, no es la excepción.
Se sabe de la existencia de dos copias exactas de esta obra, no solo en composición, sino también en tamaño. Una se encuentra en la Royal Academy of Arts de Londres y la otra en la Iglesia de San Ambrosio en la zona de Ponte Capriasca, Suiza.
Ambas obras se les atribuyen a discípulos de Leonardo, de ahí su gran parecido.
Nadie sabe lo que simboliza la comida
Históricamente, la mayoría de las pinturas religiosas tenían como elementos centrales los pescados y el pan, ya que son un alimento que tiene un significado bastante importante en la biblia. Pero en el caso de esta versión de la última cena, se pueden ver muchas más cosas que no tienen un significado tan claro.
Por ejemplo ¿qué significa la sal derramada delante de Judas? Realmente no hay un consenso, por lo tanto, se han creado muchas teorías al respecto.
Hay un pretzel
Ya que estamos hablando de comida, hay un pretzel en la pintura.
Los pretzels son un bocadillo bastante popular hoy en día para cualquier tipo de situaciones, sin embargo, este alimento aparentemente común y sin mucha historia, en realidad tiene un significado especial.
Durante siglos, el pretzel era un símbolo de la santísima trinidad y la vida eterna, así como un alimento ideal para la Cuaresma ya que estaba hecho de agua, harina y sal. Por lo tanto, como era de esperar, aparece representado en la última cena.
El Judas de la pintura, probablemente sí fue un criminal real.
De acuerdo con diversas fuentes y teorías, todos los personajes / apóstoles que aparecen en la pintura, en realidad están basados en personas reales. Según cuenta la leyenda, para lograr ese aspecto “mordaz” o de repulsión que se le ve a Judas, Da Vinci utilizó como inspiración a personas encarceladas.
Aunque es verdad que este punto no está totalmente confirmado, no hay duda de que el aspecto de los apóstoles es impactante y muy realista.
El número 3 aparece en todas partes
Dentro de los simbolismos más conocidos, está sin duda, el amplio uso del número tres.
El número 3 se ha representado de muchas maneras, ya que es una forma de ver a la Santísima Trinidad, un concepto bíblico que le llamaba bastante la atención a Da Vinci.
Por ejemplo: los apóstoles están presentes en grupos de 3 y hay 3 ventanas detrás de los apóstoles y Jesús. Jesús también está posicionado como un triángulo en la pintura.
Es la obra más conocida e influyente de Leonardo
Si bien, muchos imaginarían que La Gioconda o Mona Lisa es la pintura más emblemática de Leonardo da Vinci, esta pintura realmente ganó notoriedad hasta el siglo XX, después de haber sido robada supuestamente por Picasso (por cierto les recomiendo vean la película española llamada la Banda Picasso, diferente y muy buena que trata esta historia, donde la famosa Gioconda estuvo perdida por dos años y medio), mientras que la última cena se ha copiado y reproducido durante siglos.
Por su impacto, muchos historiadores de la vida de Leonardo concluyen que esta es su obra más influyente en cuanto al arte respecta
Probablemente la fisionomía habitual que tenemos de Jesús venga de esta obra (Otras teorías nos remiten a la Síndone)
Ya que en su momento fue una pintura extremadamente conocida y famosa, y que sirvió de inspiración para cientos de artistas de la época, muchos creen que se creó un efecto de “bola de nieve” sobre cómo era realmente Jesús.
Según algunas teorías, aunque esa imagen clásica de Jesús de un hombre caucásico, de barba y pelo castaño largo, probablemente venga de la edad media, muchos aseguran que la verdadera causa de la popularidad de esa imagen se la debemos en parte a Da Vinci.
Los simbolismos más esotéricos ocultos en la obra pictórica de Leonardo y su extraño juego con otros artista de la época.
OTROS SIMBOLISMOS POCO CONOCIDOS EN LA OBRA DE LA ÚLTIMA CENA DE LEONARDO DA VINCI
Estos símbolos tienen que ver con la feminidad y masculinidad de la deidad, la dualidad, el ying y el yang, o la lingam y el Yoni según la cultura hindú, en fin, incluso en la cultura judía existía la diosa y el dios, Asherá (Asura o Astarot) y Yahvé. Con el culto yahvista, dirigentes y pueblo terminaron envueltos en prácticas comerciales y religiosas varias. El culto al dios El y a su esposa Asera estuvo presente durante largo tiempo. Según la Biblia, por lo menos 3 siglos antes de Cristo.
Leonardo se sabe al igual que Miguel Ángel, pertenecían a corrientes de pensamiento que retaban a la iglesia de muchas maneras, por ejemplo, Miguel Ángel en la capilla Sixtina en la parte cumbre de su obra, en la Creación
La tela o lienzo que envuelve a Dios es el perfil de un cerebro humano incluso con la se puede ver hasta el tallo cerebral. El conocimiento del cuerpo humano en su interior era considerado una blasfemia o pecado en esa época.
De la misma manera “La Piedad” de Miguel Ángel, hoy sabemos que los primeros bocetos del artista llevaban un ángel a un lado de la virgen, que en realidad era un cupido que llevaba un Carcaj, pero esto era muy evidente y blasfemo en la imagen, por lo que optó por hacer la cara de la virgen como una mujer muy joven porque lo que Miguel Ángel quería representar, era representar el amor de María Magdalena aparentemente pareja sentimental de Jesús en esa escultura y así lo hizo. Miguel Ángel, fue criticado entonces por retratar a una María tan joven, se justificó explicando que la virginidad y la pureza mantenían a las mujeres jóvenes y hermosas.
Como vemos, así se las gastaban estos grandes artistas de esa época, en un juego del gato y el ratón con la jerarquía eclesiástica. Espero esta historia haya sido de su agrado en estos días de “Fiestas de Guardar”.