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Militar y político. Encabezó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y una dictadura militar entre 1973 y 1990. Presidente de la República (de facto) entre el 17 de diciembre de 1974 y el 10 de marzo de 1981, y con rango constitucional entre el 11 de marzo de 1981 y el 11 de marzo de 1990. Senador vitalicio entre el 11 de marzo de 1998 y el 4 de julio de 2002. Comandante en Jefe del Ejército entre el 23 de agosto de 1973 y el 10 de marzo de 1998
Nació en Valparaíso, el 25 de noviembre de 1915. Hijo de Augusto Pinochet Vera y Avelina Ugarte Martínez.
En enero de 1943 contrajo matrimonio con Lucía Hiriart Rodríguez, hija de Osvaldo Hiriart Corvalán, ex senador del Partido Radical y ministro de Estado, y de Lucía Rodríguez.
Fue padre de cinco hijos: Lucía, Jacqueline, Verónica, Augusto y Marco Antonio.
En 1956, se desempeñó en la subsecretaría de Guerra y formó parte de la delegación militar chilena en Estados Unidos, como agregado militar en la embajada en Washington D.C.
A fines de 1968, fue nombrado intendente subrogante de la Provincia de Tarapacá, mientras se desempeñaba como general de brigada y comandante en jefe de la VI División del Ejército en Iquique.
Entre 1972 y 1973, asumió como comandante en jefe subrogante del Ejército en reemplazo del general Carlos Prats, quien fue llamado por el presidente Salvador Allende para integrarse como ministro, primero en la cartera de Interior y luego en la de Defensa. El 23 de agosto de 1973, Prats renunció a su cartera y a la comandancia en jefe. Acto seguido, lo recomendó como su sucesor. Fue respaldado por el Presidente Allende quien lo confirmó como comandante en jefe del Ejército.
El 11 de septiembre de ese mismo año, encabezó el Golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende y terminó con el gobierno de la Unidad Popular.
Encabezó la Junta de Gobierno que asumió el mando del país, junto con el general Gustavo Leigh Guzmán como comandante de la Fuerza Aérea, el almirante José Toribio Merino Castro como comandante de la Marina y el general César Mendoza Durán como director general de Carabineros. Dicho organismo asumió el rol legislativo, en reemplazo del Congreso Nacional, que fue disuelto por Decreto Ley N° 27, promulgado el 21 de septiembre de 1973.
Bajo su mando, se estableció un régimen militar autoritario que se extendió hasta 1990. Restringió los derechos civiles y políticos, instauró el estado de sitio y el toque de queda, la ilegalidad de algunos partidos políticos y el receso de otros, la censura a los medios de comunicación y ordenó la detención de dirigentes políticos opositores. Durante gran parte de su régimen, se practicaron detenciones arbitrarias, torturas y exilio, situaciones que se han reconocido como violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos.
El 26 de junio de 1974, según disposiciones del artículo 7 del Decreto Ley N° 527, asumió el Poder Ejecutivo, como jefe supremo de la Nación, en su calidad de presidente de la Junta de Gobierno. Posteriormente, en virtud del Decreto Ley N° 806 de 17 de diciembre de 1974, asumió el título de Presidente de la República, concentrando el poder político y militar, en su calidad de Comandante en jefe del Ejército.
A contar del 11 de marzo de 1981, con la entrada en vigencia de las disposiciones transitorias 14° y 29° de la nueva Constitución Política, mantuvo el ejercicio del cargo de Presidente de la República.
En el ámbito económico, a partir de 1975, impulsó un plan basado en las políticas surgidas de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos. Se aumentó el predominio del sector privado en la economía, para lo cual se ajustó el gasto público y se despidieron empleados del Estado, además de privatizarse empresas públicas. Las medidas lograron equilibrar el sistema a pesar del fuerte aumento de la tasa de desempleo. También se inició una reforma administrativa que estructuró la división político-administrativa de Chile en 13 regiones. En materia social, implementó una reforma laboral, un nuevo código del trabajo y una reforma previsional que creó las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). En educación, abrió el mercado de las universidades privadas, institutos profesionales y centros de formación técnica.
A partir del 24 de septiembre de 1973, se organizó la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución Política, que comenzó a analizar la elaboración de una Nueva Carta Fundamental, en la que intervinieron el Consejo de Estado y la propia Junta Militar. El texto fue plebiscitado y aprobado el 11 de septiembre de 1980, en elecciones que no contaron con garantías democráticas para su realización. En 1978, enfrentó una crisis fronteriza con Argentina por ciertas islas ubicadas en el canal de Beagle, conflicto concluyó con la intervención del Papa Juan Pablo II y la firma del Tratado de Paz y Amistad con Argentina, en 1984.
Desde 1982, el país se vio fuertemente afectado por la recesión económica, como consecuencia de la crisis mundial. Se produjeron quiebras en el sistema bancario y financiero y aumentó el desempleo. Las protestas de la ciudadanía no se hicieron esperar, sobre todo entre la población de clase media y baja, la más afectada por la crisis económica. De esta forma, desde mayo de 1983 se desarrollaron las jornadas de protesta nacional. En 1985, asumió la cartera de Hacienda Hernán Büchi, quien logró reactivar la economía e iniciar un fuerte crecimiento.
El 7 de septiembre de 1986 sufrió un atentado en Santiago, en el sector del Cajón del Maipo. Resultó ileso, al igual que su nieto Rodrigo García Pinochet. Sin embargo, fallecieron cinco de sus escoltas de seguridad. La represión tras el incidente afectó principalmente a miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), sector desde donde provenían los autores del atentado.
Siguiendo el calendario constitucional, y de acuerdo a la disposición transitoria 27° de la Carta Fundamental, el 5 de octubre de 1988 se realizó un plebiscito, donde se definiría su continuidad en el poder por ocho años más. En las urnas obtuvo 3,119,110 de votos (43.01% de los votos escrutados), por lo que fue derrotado, iniciándose el proceso de transición a la democracia.
El 14 de diciembre de 1989, se realizaron las primeras elecciones presidenciales tras dieciséis años de régimen militar. Los candidatos presidenciales fueron Patricio Aylwin, en representación de la Concertación de Partidos por la Democracia; Hernán Büchi, economista y ex ministro de gobierno representante de la derecha, y el empresario Francisco Javier Errázuriz Talavera, del centro. Ganó en las urnas Aylwin. Al mismo tiempo, se llevaron a cabo elecciones parlamentarias donde se eligieron 120 diputados y 38 senadores, a los que se sumaron 9 senadores designados.
El 11 de marzo de 1990, entregó el mando del país a Patricio Aylwin, y permaneció como comandante en jefe del Ejército durante la nueva democracia. En marzo de 1998, le entregó el mando del Ejército al teniente general Ricardo Izurieta Caffarena, pasando a retiro. Acto seguido, se integró al Congreso Nacional tras jurar como senador vitalicio, según lo establecido por la Carta Fundamental de 1980 y en su condición de ex Presidente de la República.
Permaneció pocos meses en el Congreso ya que en septiembre del mismo año decidió viajar a Londres, Inglaterra, por motivos médicos. El 16 de octubre de 1998 fue arrestado en Londres por orden de la Justicia Inglesa, debiendo permanecer en esa ciudad hasta el 2 de marzo de 2000. Ese día, el ministro del Interior británico, Jack Straw, estableció su liberación debido a razones médicas.
De regreso a Chile enfrentó diversas querellas presentadas ante los Tribunales de Justicia, por graves violaciones a los Derechos Humanos. Lo anterior concluyó con un dictamen de desafuero parlamentario por parte de la Corte Suprema de Justicia, dictado el 8 de agosto de 2000. El 9 de julio de 2001, en el proceso seguido en su contra por Juan Guzmán, ministro de la Corte Apelaciones de Justicia, la 6ª Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago decidió por dos votos contra uno el sobreseimiento temporal de la causa por motivos de salud.
Murió el 10 de diciembre de 2006, en el Hospital Militar de Santiago. Tras su muerte, fue velado en la Escuela Militar rindiéndosele honores como ex comandante en jefe del Ejército.
En 1956, junto a un grupo de oficiales, conformó una misión militar en Quito cuyo objetivo fue organizar la Academia de Guerra de Ecuador. Por esta labor, el gobierno de Ecuador les hizo entrega de la condecoración Abdón Calderón.
En 1977, obtuvo la Orden al Mérito Militar en el grado de Gran Cruz del Ejército del Perú.
Durante su carrera militar obtuvo las siguientes distinciones: medallas por 10, 20 y 30 años de servicio.
El 6 de marzo de 1998, se le otorgó el título honorífico de comandante en jefe benemérito del Ejército de Chile.
En los años 50, durante su paso por la Escuela Militar, dirigió la revista militar Cien Águilas, órgano de difusión de la oficialidad del Ejército.
Fue miembro de la Sociedad Geográfica de Chile y miembro honorario de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.
Fue autor de los libros: Síntesis geográfica de Chile, Argentina, Bolivia y Perú (1953), Geografía militar (1957), Geopolítica (1968), Ensayo de un estudio preliminar de una geopolítica de Chile (1965), La guerra del Pacífico, campaña de Tarapacá (1972), El día decisivo (1979), Política, politiquería y demagogia (1984), y Transición y consolidación democrática 1984-1989 (1989).
En 1998, tras entregar el mando del Ejército, juró ante el Congreso Nacional como senador vitalicio, según lo establecido por el artículo 45 la Constitución Política de 1980, previo a la Reforma Constitucional de la Ley N° 20.050 de 2005, en su condición de ex Presidente de la República. Integró el Comité de Senadores Institucional 1 y la Comisión Permanente de Defensa Nacional.
Permaneció en el cargo desde el 11 de marzo de 1998 al 4 de julio de 2002. Durante el ejercicio de su cargo, fue desaforado el 8 de agosto de 2000.
En la Sesión 12ª, del martes 9 de julio de 2002, el Senado tomó conocimiento de la renuncia a su cargo de senador.
El trabajo de los parlamentarios, propio de sus funciones legislativas, de fiscalización y representación, se expresa en sus distintas participaciones a través de intervenciones en Sala, presentación de indicaciones, peticiones de oficio, homenajes y presentación de mociones, proyectos de acuerdo o de resolución.
La famosa foto de Walther Rauff tras ser rescatado por los norteamericanos en Italia. Esta crónica es un extracto del Capítulo 10 del libro “América Nazi”, coescrito con Jorge Camarasa, y que acaba de publicarse en Chile y Argentina, y que narra la forma en que los criminales nazis se asentaron en América Latina con la connivencia de distintos gobiernos. Walther Rauff fue uno de los más importantes. Nuevos documentos confirman su vinculación con la DINA.
Cuesta creerlo, pero allí está la documentación de respaldo: Heinrich Himmler, el jefe supremo de las SS hitlerianas, tuvo inversiones en Chile hacia 1939, cuando aún no se iniciaba la Segunda Guerra Mundial. Klaus Barbie, el asesino de Jean Moulin, líder de la Gestapo en Lyon y autor de una deportación de niños a Auschwitz, fue captado como agente para la inteligencia alemana en Chile, lo mismo que su gran amigo Walther Rauff.
Sigamos. El creador del “Círculo de amigos de Colonia Dignidad” fue el ex oficial de las SS Gerhard Mertins, propietario de la compañía de armamentos Merex, la misma que poseía negocios con distintas ramas de las Fuerzas Armadas chilenas y que entre sus representantes en América Latina tenía a Barbie, Rauff y también a Friedrich Schwend, un nombre menos conocido, pero igualmente mefistofélico. Residente en Lima, Schwend fue el responsable de la “Operación Bernhard”, por medio de la cual los nazis intentaron liquidar la economía británica durante la Segunda Guerra Mundial, inundándola con libras esterlinas falsificadas, muchas de las cuales eran enviadas a Londres por medio de las valijas diplomáticas de la embajada chilena en Londres.
Y hay mucho más. Por ejemplo, tenemos los documentos de la inteligencia norteamericana que relatan con lujo de detalles la forma en que operaban los anillos de inteligencia nazi en Chile. Dos de ellos fueron desbaratados a tiempo por el Departamento 50, la unidad de inteligencia creada por la PDI para tales efectos. Cuando cayó el tercer anillo, los detectives detuvieron en Valparaíso al hombre más importante del aparataje de sabotajes nazis en América Latina, Albert Von Appen, quien luego de tres años de internación en Estados Unidos (país que lo reclamó) regresó sin problemas a Chile, fundando el imperio marítimo que hoy gira en torno a la naviera Ultramar.
Y hay mucho, mucho más, respecto de la forma en que los nazis –nazis en serio, no imbéciles de cabeza rapada– se asentaron en países como Chile y Argentina, pero quizá el ejemplo más impresionante es el de Walther Rauff, un hombre que a la luz de los antecedentes que hoy se conocen, gracias a los documentos desclasificados por la CIA y el BND (el Servicio de Inteligencia alemán), fue, sin dudas, el nazi más importante de cuantos llegaron al continente (más que Barbie, Mengele o Eichmann, incluso), tanto por lo que hizo en la guerra, como por sus vínculos transversales de postguerra con todo tipo de agencias de inteligencia, incluyendo a la DINA chilena, nexo que antes solo se rumoreaba pero que, ahora, y en función de un documento de la CIA que descubrimos en medio de una montaña de documentación desclasificada hace solo un par de años, es posible entrever con mayor claridad.
Nacido en 1906, Rauff se unió en 1924 a la antigua Reichsmarine (la Armada alemana), gracias a lo cual conoció toda América Latina. En 1938 Reynhard Heydrich, el todopoderoso jefe del RSHA, el sistema de inteligencia de las SS, lo contrató en su equipo, llegando a ser jefe de la sección II (dedicada a asuntos técnicos), en la cual Rauff no escatimó esfuerzos para buscar una forma más eficiente de matar personas en masa.
Según detalla un reporte realizado por el servicio de inteligencia interior británico, el famoso MI5, para ello Rauff tomó como modelo el sistema de “eutanasia” Tiergartenstrasse-4, que se utilizó entre 1939 y 1941 para matar a más de 200 mil enfermos mentales (la mayoría de ellos alemanes) introduciéndolos en cámaras donde eran gaseados con monóxido de carbono. Rauff propuso crear cámaras móviles de gas, con las que se calcula que 97 mil prisioneros judíos fueron asesinados.
En julio de 1942 Rauff fue enviado a Túnez, como jefe de un equipo de comandos que se estima quitó la vida a cerca de dos mil personas y a mediados de 1943 recibió una nueva destinación, como jefe del Gruppe Oberitalien Westen (GOW); es decir, el Grupo de Italia Norte, donde junto al general Karl Wolff inició una serie de contactos clandestinos con obispos y cardenales del Vaticano, así como con la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) de Estados Unidos, la antecesora de la CIA, a fin de rendir el ejército alemán acantonado en Italia, lo que hicieron un par de días antes de la caída de Hitler.
Luego de que se conociera la muerte de Hitler, Rauff estuvo a punto de ser linchado por una turbamulta, pero curiosamente fue rescatado en la madrugada por las tropas estadounidenses. Allí quedó en manos de las “Fuerza S”, un equipo conjunto formado por la OSS y el Servicio Secreto Británico.
Luego de ello fue internado junto a varios otros oficiales nazis en el campo de detención de Rimini (Italia), desde el cual se fugó en diciembre de 1946. Respecto de su escape, lo único que Rauff mencionó alguna vez es que fue ayudado por un sacerdote de Nápoles, gracias al cual llegó a Roma.
Una vez en la capital del antiguo imperio, los amigos católicos de Rauff le tendieron la mano una vez más y así fue como el obispo pro nazi Alois Hudal lo escondió por casi dos años. Juntos, montaron todo el aparataje de transferencia de nazis a América Latina, utilizando para ello documentación de organizaciones respetables, como la Cruz Roja y Caritas.
En julio de 1948 el Jefe del Ejército sirio, Hosni Al-Zaim, envió a un capitán a Roma, con el fin de reclutar especialistas en inteligencia para reorganizar dicho servicio en sus filas. Rauff fue contratado y en noviembre de ese año partió junto a toda su familia a Medio Oriente, instalándose como asesor de Al-Zaim en materias de inteligencia, período en el cual no sólo trabajó para sus mandantes, sino también para el MI6, el servicio de inteligencia exterior británico.
En agosto de 1949, Al-Zaim fue derrocado y Rauff consiguió ser deportado a El Líbano, donde permaneció algunos meses, hasta que retornó a Roma, lugar en que se produjo quizá el episodio más insólito de su carrera. En 1993, el ex presidente de la Comisión de energía nuclear de Israel, Shalhevet Freier, relató que, a fines de 1949, cuando era director del departamento político de la cancillería de su país (aunque en realidad pertenecía al Mossad, el servicio de Inteligencia exterior de Israel), fue enviado a Italia, donde contrató a Rauff para que escribiera un informe respecto de las Fuerzas Armadas sirias y los esfuerzos de ese país por construir una central nuclear. Tres documentos de la CIA indican, también, que Rauff mantuvo –por antinatural que parezca– relaciones con el Mossad a principios de los años 50.
En 1949 Rauff se fue a Quito y en 1957, según el escritor Gerald Posner, viajó a Santiago por una semana, ocasión en la cual se habría reunido con otros dos connotados nazis: Joseph Mengele y Hans Ulrich Rudel, con los cuales permaneció una semana en la capital chilena. Sus dos hijos mayores ya se encontraban en el país desde 1954, cuando Alfred ingresó a la escuela de Oficiales de la Armada y su hijo Walther (posteriormente) a la Escuela de Oficiales del Ejército.
De acuerdo a la documentación desclasificada por los alemanes, en Ecuador Rauff se desempeñó en diversos oficios, habitualmente en compañías de capitales alemanes, como Mercedes Benz y Opel. En el documento 7 del set liberado por los germanos, él mismo dice que mandó a sus hijos a Chile “para asegurarles una educación decente” y agrega que “por razones familiares decidí mover mi residencia a Santiago en octubre de 1958”, aunque dos meses antes ya había iniciado las negociaciones con el BND, cuando Rauff fue propuesto como “fuente política” para el BND, servicio de inteligencia que era conocido como “La Organización Gehlen” o “Gehlen Org”, por el nombre de su creador, el general nazi Reinhard Gehlen. De acuerdo al documento 1, quien propuso su nombre fue un agente sólo identificado como “V-7318”.
Y hay mucho, mucho más, respecto de la forma en que los nazis –nazis en serio, no imbéciles de cabeza rapada– se asentaron en países como Chile y Argentina, pero quizá el ejemplo más impresionante es el de Walther Rauff, un hombre que a la luz de los antecedentes que hoy se conocen, gracias a los documentos desclasificados por la CIA y el BND (el Servicio de Inteligencia alemán), fue, sin dudas, el nazi más importante de cuantos llegaron al continente (más que Barbie, Mengele o Eichmann, incluso), tanto por lo que hizo en la guerra, como por sus vínculos transversales de postguerra con todo tipo de agencias de inteligencia, incluyendo a la DINA chilena, nexo que antes solo se rumoreaba pero que, ahora, y en función de un documento de la CIA que descubrimos en medio de una montaña de documentación desclasificada hace solo un par de años, es posible entrever con mayor claridad.
El documento 13 (quizá el más interesante de todos, confeccionado en 1984, tras la muerte de Rauff) relata que “V-7318” era nada menos que el traficante de armas Wilhelm Beissner, un ex oficial de la RSHA que, al igual que Rauff, había escapado de una prisión norteamericana, luego de lo cual había huido a El Cairo, donde comenzó su carrera de traficante, aunque no se aclara si estaba relacionado con Mertins, pero es lo más posible, dado que este tenía a su vez relaciones con la Gehlen Org.
Tras su captación formal, y a lo largo de los casi cinco años en que fue espía de los alemanes desde Punta Arenas y luego Santiago, Rauff recibió diversos nombres en clave, propios de una novela de John Le Carré o Frederick Forsyth: “V-12 052/DN REINHARD”, “V-12 023/DN KRAMER”, “V-11 996/DN UNGER”, y “V-7390/DN RENNER”, aunque su identificación más habitual, que es la que sale en todos los documentos, era simplemente “V-7410”.
De hecho, el documento 5 señala que “V-7410 ha iniciado el viaje planificado el 20.10.1960”, aludiendo a un plan presentado por Rauff en agosto o septiembre de ese año, en el cual le decía que viajaría “desde Santiago a Caracas, entonces posiblemente Habana-Quito-Guayaquil-Cuenca-Lima”. Cabe mencionar que en este mensaje los nombres de las ciudades están repetidos (cada una se nombra dos veces), por lo cual es evidente que se trata de un mensaje radiofónico que fue transcrito para el archivo.
La intención del viaje era “comprender la situación política en el Caribe”, así como ver “las conexiones de Cuba con Venezuela y Centroamérica, por la sovietización del régimen de Castro” y, adicionalmente, “clarificar la situación política externa e interna de República Dominicana”, para lo cual viajaría fingiendo ser un hombre de negocios.
El texto no agrega más detalles, pues al final del mismo se señala que lo que sigue “continúa en micropunto”. Ello significa que había enviado detalles más reservados a través de alguna carta que, seguramente en algún lugar imperceptible, llevaba pegado un “micropunto”, una reducción fotográfica de algo (un documento, un informe, etc.) al tamaño de un punto o menos.
Los documentos indican que el 11 de noviembre Rauff llegó a Caracas y allí pidió una visa para Cuba, pero esta le fue denegada, por lo cual regresó a Cuenca y luego a Lima. “V-7410 ha enviado nueve reportes en el curso del viaje”, escribiría su agente de control.
Rauff vivió algunos meses en Punta Arenas, como encargado de la oficina local de la importadora Goldmann y Janssen (muy vinculada al nazismo) y luego lo trasladaron a Santiago, donde se retiró de la firma (sin explicar por qué) en 1960, cuando su mujer, que perecería poco después, cayó muy enferma, tanto que en mayo de 1961, señala el documento 8, pidió una ayuda de mil marcos al BND para pagar los gastos médicos, dinero que el organismo era renuente a entregar, pero el peticionario (alguien que intermediaba a nombre de Rauff) decía que era factible hacerlo como excepción, a pesar de que el personal tipo “2”, como Rauff, no tenía esos beneficios.
En julio de ese año se discutió la posibilidad de instalar una base de radio para las comunicaciones de Rauff y su central en Alemania, teniendo en cuenta (dice el documento 9) que “en Chile hay muy buenas fuentes que pueden entregar material interesante”, y que la calidad de los informes de Rauff mejoraría “cualitativa y cuantitativamente con el establecimiento de comunicaciones inalámbricas”, pero evidentemente a esas alturas ya estaba rondando la vida de Rauff como oficial nazi, pues se desechaba la idea porque “el pasado de 7410 no es presentable”.
En efecto, apenas llegó a Chile, Rauff escribió a la Armada alemana solicitando su pensión, tras lo cual, en 1960 se dictó una orden de aprehensión en su contra, luego que su nombre saliera a luz en el juicio contra Adolf Eichmann, pese a lo cual ese año el ex Gestapo viajó sin problemas a Alemania. Durante mucho tiempo nadie se explicaba por qué no lo habían detenido, pero la razón parece bastante clara. Según el documento 13, estuvo en su país natal entre julio y agosto de 1960 y entre enero y febrero de 1962, para “entrenamiento” con el BND.
El 05 de diciembre de 1962 fue detenido en Chile, pero la Corte Suprema se negó a extraditarlo, argumentando que el delito del que se le acusaba (genocidio) estaba prescrito, pues en Chile los delitos prescriben a los 15 años, razón por la cual nunca fue extraditado (pese a la insistencia de Alemania y varios “cazanazis”), gracias a lo cual Rauff pudo morir tranquilamente en Santiago, en 1984.
Mientras estuvo preso por el juicio de extradición (hasta abril de 1963) el BND decidió pasarlo a “retiro”, argumentando “falta de visión política”. En la ficha se señala además que los pocos documentos que poseía Rauff fueron destruidos y que “no se le pudo tomar el juramento de secreto, porque vive en Chile”.
El documento 12 (del 06 de marzo de 1963) abunda en lo anterior y critica la personalidad de Rauff, aseverando que era muy obediente y que eso lo explotó Heydrich “al involucrarlo en materias extremadamente sensibles (en este caso, cámaras de gas)”. Asimismo, se asegura que “falló por completo en Siria” e incluso dicen que “durante las fases críticas de la tarea que le fue confiada estaba ebrio y conspirando para todos lados”, en una velada referencia a su nexo con el Mossad y con el MI-6.
Asimismo, el redactor del informe aseguraba que tras su regreso a Roma, se jactaba de que recibiría protección del BND y que “es notable que en ese tiempo tuviere un maletín con oro y joyería, cuyo origen se desconoce”.
El documento 13, en tanto, afirma que el viaje de 1960 “no satisfizo las expectativas”, por lo cual en febrero de 1962 habrían reducido su sueldo mensual de dos mil a mil marcos. Según el servicio, en total recibió más de 70 mil marcos, y se señala también que el BND apoyó a sus hijos cuando Rauff estuvo preso, y que en 1963 escribió pidiendo ayuda, pues señaló estar “económicamente desesperado”.
Sin embargo, y pese a la información oficial, todo indica que Rauff no cortó sus vínculos con la inteligencia alemana y que, además, sus pasos eran de algún modo seguidos por la CIA, lo que comprueba un curioso incidente relatado en clave casi humorística en un librillo titulado Yo no asesiné a Jimmy Carter, publicado por el primer rector de la Universidad Diego Portales, Manuel Montt Balmaceda.
En dicho texto, Montt relataba cómo cierto día de fines de los 70 fue notificado por agentes del Servicio Secreto de los Estados Unidos de que era sospechoso de urdir un plan para asesinar al entonces presidente de ese país, James Carter, lo que le significó, en lo sucesivo, estar –en Santiago– varios meses bajo vigilancia y ser sometido a interrogatorios bastante surrealistas.
Pues bien, ¿quién lo había acusado de ser la mente criminal detrás del plan magnicida? Con toda probabilidad Walther Rauff, según la CIA. En un documento del 8 de julio de 1977, la agencia decía que el antecedente de que Montt planeaba asesinar a Carter les había llegado desde el BND. La CIA sospechaba que podía haber dos subfuentes que habían dicho eso a sus pares alemanes: “Ambos individuos han aparecido en nuestras revisiones como asesores de la DINA. Los dos son ex oficiales militares alemanes y uno es un criminal de guerra nazi”.
Más adelante, el reporte precisaba que se trataba de Rauff, en el caso en que aludían a un criminal nazi, y a Enrique Pschold Reschenback, un ex piloto de la Luftwaffe, sobre el cual no había mayores antecedentes. El archivo de la CIA sobre Rauff detallaba que, si bien no se tenía información oficial sobre su calidad como asesor de la DINA, una fuente chilena les había dicho que el alemán trabajaba para el Ministerio del Interior. Agregaban que todo indicaba que era un asesor “no oficial”.
Si bien había otras posibilidades sobre el origen de la información, todo apuntaba a Rauff, pues según el BND su informante era un alemán retirado de los negocios y de bastante edad. Otro hecho que reforzaba la idea era la reluctancia del BND a entregar más detalles acerca de su fuente, lo cual llevaba a la CIA a razonar que ciertamente no querían dejar al descubierto que seguían manteniendo relaciones con alguien del pasado de Rauff.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.