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Nació en una pequeña población llamada Reus, Cataluña, España. Provenía de una familia de caldereros, siempre le gustó colaborar a su padre y a su abuelo en el taller familiar. En realidad, se fue convirtiendo en un experto haciendo calderas. Antoni Gaudí fue un niño de salud delicada, razón por la que se vio obligado a pasar largas temporadas de reposo, sin poder asistir a la escuela, se dedicó a la observación de su entorno; la naturaleza, que consideraba su gran maestra.
Al terminar la escuela, a una avanzada edad en comparación a los otros niños, Antoni Gaudí se trasladó a Barcelona para estudiar arquitectura, a la vez que se desempeñó en diversos empleos que le permitían pagarse los estudios. Se graduó en 1878. Era innegable que las ideas del joven eran auténticas, poco convencionales y dejaban a sus colegas atónitos. El director de la Universidad aseguró que era una especie de loco y genio.
Inició como colaborador en algunos despachos de renombrados arquitectos de la época, uno de ellos José Fonseré, con él realizó un proyecto. Al terminar acepta en solitario un proyecto de la Cooperativa Mataronense, un ambicioso complejo del que sólo se llevaron a cabo la fábrica y un quiosco de servicios. En 1883, fue contratado como arquitecto del templo expiatorio de la Sagrada Familia. La obra se considera su principal realización artística, a pesar de que quedó inacabada y sin un proyecto bien definido. Algunos años después, se ocupó de la construcción de la cripta y el ábside. Simultáneamente trabajó en un proyecto civil de la villa El Capricho, y en la casa Vicens, en Gracia, para Manuel Vicens.
Ahora bien, Antoni Gaudí se estableció por su cuenta en su despacho de en la calle conocida como el Call en Barcelona. Desde ahí, inició el característico legado arquitectónico gran parte considerado Patrimonio de la Humanidad. A mediados de 1878, conoció y trabó una alianza laborar y una amistad sincera con el artista Eusebi Güell, un promotor de la industria nacional con un marcado gusto por las artes, desde ese momento sus caminos avanzaron juntos. Se generó un vínculo de admiración mutua y aficiones compartidas, esto permitió al arquitecto la oportunidad de iniciar una trayectoria profesional para desarrollar todas sus cualidades artísticas.
Sus cualidades artísticas tomaron el nombre de arquitectura gaudiniana, se basó en su peculiar recreación del gótico hasta su inclinación por las grafías curvas y dinámicas, la aplicación a la arquitectura de técnicas de decoración artesanas, ejemplo: vidrieras, hierro forjado, muebles diseñados por él mismo. También su singular empleo de los mosaicos de fragmentos de cerámica contenidos con vivos colores.
La relación con Güell, inspiró, complementó e influyó aún más a Antoni Gaudí, recibió gran cantidad de encargos y planteó innumerables proyectos. La mayoría de ellos, afortunadamente, fueron ejecutados, pero algunos otros solo se quedaron plasmados en papel. Durante su período de madurez, las obras maestras se fueron dando un tras a otra, por ejemplo: la Torre Bellesguard, el Park Güell, la restauración de la catedral de Mallorca, la iglesia de la Colonia Güell, la Casa Batlló, La Pedrera y, finalmente, la Sagrada Familia.
El arquitecto a medida que iba siendo más conocido y famoso, progresivamente fue actuando más retraídamente. Gaudí, que en su juventud había frecuentado teatros, conciertos y tertulias, pasó de parecer un joven con gustos de gourmet y elegancia extrema a un viejo descuidado de su aspecto personal, comer con ascetismo y alejarse de la vida social al tiempo que se entregaba con más fervor al campo místico y religioso.
Fue un arquitecto catalán reconocido internacionalmente como uno de los más habilidosos y prodigiosos de su disciplina, además de uno de los máximos exponentes de la corriente modernista. Su genio excepcional fue artífice del nacimiento de un lenguaje arquitectónico único, personal e incomparable difícil de definir, categorizar y por ende de imitar. Así, Gaudí hallaba la esencia y el sentido de la arquitectura en siendo fiel a sus patrones, siempre respetando sus leyes. La intención del artista era no copiar ni repetir, en este contexto, hacer de su arquitectura las obras más bella, sostenible y eficaz posible.
No cabe duda de que Gaudí es un maestro de la arquitectura con una visión global de la obra, que cuida todos los detalles e integra, desde los primeros momentos de la concepción del proyecto, aspectos tan diferentes como la estructura, la distribución o la ornamentación.
Si nos centramos en el aspecto del cálculo de estructuras, la característica más relevante y la que lo diferencia del resto de arquitectos de su época, es que, desde el inicio, hay una preocupación por el diseño de una estructura estable y no una mera comprobación de estabilidad a posteriori.
Este interés en construir estructuras estables, apoyado en una buena formación técnica, es él que le lleva a buscar soluciones originales centradas en la raíz de los problemas y por ello, desde sus primeras obras, al empleo de arcos catenarios y parabólicos que eran muy poco habituales en la arquitectura occidental.
Aunque por otro lado es evidente que su interés por este tipo de arcos no es meramente estructural, sino que los encontraba estéticamente satisfactorios, ya que los emplea con profusión en lugares donde otras soluciones estructurales hubieran sido posibles. Gaudí llega a manifestar que “... la catenaria da elegancia y espiritualidad al arco, elegancia y espiritualidad a la construcción entera”, “evita contrafuertes, el edificio pesa menos, gana una gracia vaporosa y se aguanta sin raros accesorios ortopédicos”.
Además, la catenaria es una forma natural y la naturaleza es un referente continuo para Gaudí que imita sus formas y crea formas inspirándose en la misma. Para el arquitecto “... el gran libro siempre abierto y que hay que hacer el esfuerzo de leer es él de la naturaleza, los otros libros han sido extraídos de este y además contienen las equivocaciones y las interpretaciones de los hombres”.
Por otro lado, esta curva es sencilla de realizar para los trabajadores. Tenemos referencias de que el proceso de construcción era simple, se fijaba la luz del arco, se clavaban dos clavos en la parte alta, se suspendía una cadena hasta que el punto más bajo coincidía con la flecha deseada del arco, se dibujaba la forma resultante utilizando la cadena como guía y el carpintero construía la cercha correspondiente que luego se invertía y se situaba en su sitio.
Siguiendo el mismo principio de la inversión de la cadena colgante para obtener el arco catenario, Gaudí utilizó en algunos casos para el diseño de estructuras la estrategia de la maqueta colgante. Por ejemplo, en el proyecto de la iglesia de la colonia Güell creo una reproducción a escala 1:10 para las medidas de longitud (1:10.000 para el peso) en la que mediante hilos que simulaban columnas y arcos y pesos suspendidos para reproducir las cargas conseguía determinar las formas adecuadas. Bastaba luego fotografiar la maqueta e invertir la fotografía para conocer la forma ideal de los arcos.
En la obra de Gaudí hay muchos ejemplos del uso de arcos catenarios, destacando los del Colegio de las Teresianas (1889-90), la casa Batlló (1904-06), la casa Milá (1906-10) o la cripta de la colonia Güell (1908- 15).
En su trabajo con los arcos parabólicos y catenarios, Gaudí utiliza frecuentemente algunos recursos como la simetrización y sobre todo la traslación de los arcos para conseguir efectos especiales. La traslación consiste en una repetición de arcos idénticos con la que se consigue un efecto de cenefa que nos dirige hacia un determinado lugar. Lo podemos ver por ejemplo en los largos pasillos del colegio de las Teresianas cubiertos por arcos catenarios.
En la casa Milá la estructura del ático la constituye una sucesión de 270 arcos de ladrillo de diferentes alturas que adoptan forma de catenaria y sirven para distribuir el peso de la ondulante azotea. Los arcos crean recorridos serpenteantes alrededor de los volúmenes cilíndricos de las escaleras.
La buhardilla fue dividida durante algunos años en apartamentos que modificaron sustancialmente su aspecto, pero, tras la compra en 1986 por la Caixa de Cataluña para rehabilitar el edificio y convertirlo en un centro cultural, se ha conseguido que estos arcos se puedan observar en la actualidad con su aspecto original, pudiéndose apreciar que están construidos con la técnica catalana, que tienen un grosor de un solo ladrillo y que se unen entre sí por hileras de también un único ladrillo.
Dentro de los diseños que a mí en lo personal me han gustado mucho, es el del edificio Milá llamado de “La Pedrera”, por parecer una inmensa obra de piedra caliza, construido entre los años 1906 y 1910 en el distrito del Ensanche de Barcelona, en el número 92 del paseo de Gracia.
Para quienes no hayan tenido oportunidad de visitarlo, lo describo aquí, en primer lugar es el primer concepto de condominio vertical, cosa que en su tiempo fue muy adelantado y tal vez por lo mismo no llamó tanto la atención, en un momento donde comprar un pedazo de tierra era más fácil y la había, las ciudades no estaban saturadas pero el concepto era de vanguardia, además de la idea, es increíble el diseño, todas las habitaciones desde la recepción o llegada al departamento, iba concatenada a áreas cada vez con más intimidad, así pasabas de la sala, al comedor a la cocina, al estudio, a las áreas de juego, y servicio y las recamaras todas dispuestas de manera como la de un caracol donde te vas desplazando de lo menos intimo a lo más íntimo, pero además con increíble iluminación y ventilación natural, los acceso del servicio completamente aislados y adecuadamente discretos para que el personal del servicio pasara desapercibido a los visitantes. Todos los departamentos daban a un patio interior que era a la vez foco de iluminación interior de los mismos como lobby de distribución a todos los departamentos, las escaleras, balcones y herrería de ornato, magnificas con esa arquitectura tan característica de Gaudí, incluso las chimeneas en la azotea, en lugar de ser simples tubos de descarga, son verdaderas esculturas que dan un aspecto artístico a las áreas usualmente poco estéticas.
Y no digamos de otra obra vanguardista donde Gaudí y su amigo y mecenas Eusebi Güell, desarrollaron la idea del condominio horizontal.
El parque construido entre 1900 y 1914, fue inaugurado como parque público en 1926 originalmente fue concebido por Güell y Gaudí como un conjunto estructurado donde, dentro de un incomparable marco de belleza natural, donde se situarían viviendas de alto “standing”, con todos los adelantos tecnológicos de la época para procurar el máximo confort y con unos acabados de gran calidad artística. Asimismo, idearon un conjunto impregnado de un fuerte simbolismo, ya que procuraron sintetizar en los elementos comunes del parque muchos de los ideales tanto políticos como religiosos que compartían mecenas y arquitecto: así, son perceptibles en el conjunto conceptos procedentes del catalanismo político —sobre todo en la escalinata de acceso, donde se representan los Países catalanes— y de la religión católica —en el monumento al Calvario, ideado en principio como capilla—. También es importante el elemento mitológico: según parece, Güell y Gaudí se inspiraron en el templo de Apolo de Delfos para su concepción del parque. Sin embargo, como en el caso de la casa Milá la gente no estaba preparada para vivir en esos sitios, donde hoy cualquiera moriría por tener ahí su hogar, finalmente, los dos únicos inquilinos del maravilloso lugar fueron Güell y Gaudí, y terminó siendo uno de los parques más emblemáticos de Barcelona.
Está claro que Gaudí jugaba con las matemáticas prácticas y trabajaba con ecuaciones complejas que recién estaban desarrollándose en la época en que el cursó su carrera de arquitecto y que tal vez tuvo acceso a esa información que lo llevo a poner en práctica sus modelos de catenarias.
Lo que no me queda claro es como Gaudí llegó al famoso cuadrado complejo que se encuentra en una de las fachadas de la Sagrada Familia, que suma en muchas formas el número 33.
El cuadrado que Durero desarrollo en el año de 1514 y que al igual que el de Gaudí sumaba 34 en muchas direcciones, me llama la atención que Gaudí haya seleccionado el número 33, ya que en la numerología este número es uno de los números irreductibles como lo son el 11 y el 22, entonces, el 33 es el más sagrado de los números irreductibles ya que contiene a los dos anteriores además que su significado en la numerología es el siguiente:
El significado y el poder de los números maestros
En los tres números maestros tradicionales, el 11, el 22 y el 33, el poder no sólo se le atribuye al hecho de que ellos se componen de dígitos idénticos, sino también por esas cifras son el 1, el 2 y el 3, respectivamente. En el caso de la 11 (un doble 1), tiene duplicados los rasgos y la personalidad del número 1 y cuando se lo reduce (11 = 1 +1 = 2) se convierte en un 2, combinando de esta forma la más potente energía masculina (la del 1, Zeus) con la energía femenina igualmente potente (la del 2, Hera). Si se tiene en cuenta que el 1 y el 2 están en los extremos opuestos del espectro de la energía, (la creatividad del 1 y la receptividad del 2) y la combinación de esos atributos eclipsa a todos los demás caracteres asignados a los números del 3 al 9. Se puede imaginar la fusión de una energía masculina imparable, la del guerrero más fuerte, más impulsivo y agresivo, con la supremacía de la diosa más intuitiva, femenina, y astuta. Incluso todo eso no revela la verdadera esencia del número maestro 11 que representa el potencial de empujar los límites de la experiencia humana hasta el nivel más alto de la percepción espiritual, donde se efectúa el vínculo entre lo mortal y lo inmortal, entre el hombre y el espíritu, entre la oscuridad y la luz, la ignorancia y la iluminación. Esta es la esencia simbólica del número 11.
Del mismo modo, el número maestro 22 combina una dosis doble de la capacidad intuitiva y femenina representada por el número 2, con capacidad máxima para hacer sueños en realidad, el dominio de los 4. Y de nuevo, el resultado no es sólo una simple suma de atributos que adquieren un fuerte potencial, sino la verdadera esencia del 22: La capacidad de experimentar todo lo que el 11 tiene que ofrecer y aplicarlo al mundo material.
Por último, el número maestro 33 combina los poderes más competentes de expresión y realización (la del número 3) con el maestro y el tutor por excelencia, el 6. Su verdadera esencia constituye la última etapa en la evolución espiritual, el Maestro de maestros. Tal vez también sea éste un valor simbólico que se le atribuye a la edad del Cristo, el 33
La capacidad de alcanzar la iluminación espiritual (el 11), hace que sea una realidad en el mundo material (el 22), y luego lo utiliza para elevar a los demás hacia la iluminación (el 33), lo que refleja la magnitud del camino de la vida humana, simbolizado por los tres números maestros. Con el fin de pasar de la altura de la comprensión espiritual, simbolizada por el 11, a un nivel aún más alto de discernimiento divino debemos llegar a una experiencia de madurez espiritual en el mundo material, como se refleja en la 22. El paso final, la realidad divina de un verdadero Maestro espiritual, requiere un nuevo impulso sobrehumano de realización espiritual simbolizado por el número 33.
Es así como quizás Gaudí llega a su cuadrado místico con el número 33 que lo llevaría a la iluminación de un Maestro Espiritual, la verdad, no la sabremos, pero conociendo la genialidad de este hombre y su afición a los números y las matemáticas no dudaría que algo de esto tuvo que ver en la construcción y la elección del número 33.
Antoni Gaudí murió en un accidente de tránsito, un tranvía lo arrolló mientras caminaba el 10 de junio de 1926 hacia la Sagrada Familia desde la iglesia de Sant Felip Neri. Después del golpe, perdió la consciencia, en el momento las personas que vieron el accidente supieron que se trataba del célebre arquitecto, además estaba indocumentado. Fue trasladado al Hospital de la Santa Cruz, donde posteriormente seria reconocido por el cura de la Sagrada Familia. El entierro tuvo lugar dos días después en la Sagrada Familia, fue un multitudinario y sentido funeral: buena parte de los barceloneses salieron a la calle para dar el último adiós al arquitecto más universal que la ciudad había visto.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.