Beatriz Bermúdez de Velasco, “La Bermuda”

Nuestra tercera Beatriz viaja al Nuevo Mundo junto a su marido, Francisco de Olmos del Portillo. Se cree, por las escasas referencias que hay, que pudiera ser de origen noble, aunque no se tiene constancia de su lugar de nacimiento ni se tienen más referencias de su vida anterior.


Llega, acompañado a su marido, a las tierras mexicanas en la expedición de Pánfilo de Narváez en 1520. Esta expedición, enviada por Diego Velázquez, gobernador de Cuba, tenía como misión el apresamiento de Hernán Cortés, aunque como vimos en artículos anteriores, los presuntos captores se pasan al lado del extremeño. Junto a su nuevo líder, participa al lado de su marido en diversas acciones, aunque la más importante quizás sea la que realiza durante el asedio de Tenochtitlán. En un momento de la batalla en que varios españoles y aliados indígenas se retiraban de manera desordenada de los guerreros aztecas, nuestra valiente castellana les arenga, haciéndoles volver a la lucha. Esta acción, propia de alguien acostumbrada a mandar, impresionó tanto al cronista Francisco Cervantes de Salazar que lo reflejó en su Crónica de la Nueva España de la siguiente manera:

 

“…Beatriz Bermúdez que entonces acababa de llegar de otro real, viendo así españoles como indios amigos todos revueltos, que venían huyendo, saliendo a ellos en medio de la calzada con una rodela de indios e una espada española e con una celada en la cabeza, armado el cuerpo con un escaupil, les dixo: ¡Vergüenza, vergüenza, españoles, empacho, empacho! ¿Qué es esto que vengáis huyendo de una gente tan vil, a quien tantas veces habéis vencido? Volved a ayudar a socorrer a vuestros compañeros que quedan peleando, haciendo lo que deben; y si no, por Dios os prometo de no dexar pasar a hombre de vosotros que no le mate; que los que de tan ruin gente vienen huyendo merecen que mueran a manos de una flaca mujer como yo”.

 

Francisco Cervantes de Salazar


Huelga decir que vuelven a la lucha con renovados ímpetus, tantos que el cronista Cervantes de Salazar destaca que salen victoriosos los españoles tras una reñida batalla, en la que, muy probablemente y dado que vestía con protecciones propias de cualquier otro combatiente, participara La Bermuda activamente.


Tras la victoria, participa en el banquete de celebración por la toma de Tenochtitlán, y tras este hito, poco más se sabe de su vida. No quedan más referencias en los documentos existentes o que se han conservado hasta la actualidad, por lo que lamentablemente no conocemos dónde se estableció tras la conquista, si tuvo descendencia, o dónde está enterrada para el eterno descanso de su alma. Ojalá se produzca en un futuro no muy lejano algún descubrimiento que nos pueda desvelar más datos de La Bermuda para que pueda ocupar su lugar en la Historia.