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En abril de 1938, representantes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hicieron un acercamiento con el gobierno de Finlandia para expresar su preocupación de que la Alemania Nazi intentara invadir Rusia, y que dicho ataque pudiera venir de diversas partes del territorio finlandés.
Los finlandeses informaron que su posición oficial era neutral, pero que cualquier inclusión nazi en las fronteras de Finlandia debía ser resistida. Esto no tranquilizó a los soviéticos. El manifiesto de Hitler, Mein Kampf, había sido publicado trece años antes con notas específicas de que los nazis necesitarían invadir la Unión Soviética. El Ejército Rojo estaba determinado a “adelantarse al enemigo” y se negó a aceptar la promesa del pequeño país. Conforme siguieron las negociaciones, los soviéticos trataron de convencer a Finlandia de que les arrendara o cediera determinada área para servir como una especie de amortiguador contra el impacto en Leningrado. En noviembre de 1939, sin embargo, la totalidad de las negociaciones se detuvieron, el 30 de noviembre de 1939, el Ejército Rojo invadía Finlandia.
En la municipalidad de Rautjärvi en las proximidades de la frontera soviética / finlandés, Simo Häyhäde 34 años de edad, se desempeñaba como un granjero y cazador que a todas luces llevaba una vida bastante aburrida. Cuando le llegaron las noticias de las hostilidades, empacó comida, un camuflaje blanco liso, y su SAKO M/28-30 con mira metálica –una variante del rifle Mosin–Nagant desarrollado por el Ejército Imperial Ruso– y se fue a defender a su país. Antes de que la guerra de cuatro meses viera su fin, el humilde Häyhä se ganaría bastante mala fama entre los invasores rusos, llegando a ser conocido como la “Muerte Blanca”.
La desocupada granja de Simo Häyhä estaba llena de trofeos que el hombre había ganado en concursos de puntería. Según se informó, Häyhä podía hacer blanco sobre un objetivo situado a 150 metros unas 16 veces en un minuto. Sirvió su año de servicio militar obligatorio en el ejército finlandés empezando en 1925, y fue dado de alta como cabo. Posteriormente se enlistó a la Guardia Civil, el análogo a la Guardia Nacional Estadounidense. Con el paso de los años, Häyhä se retiró de la Guardia Civil hasta que fue llamado nuevamente al servicio.
En esa época, la población total de Finlandia se contaba en aproximadamente tres millones, mientras que la de la URSS estaba conformada por más de 170 millones. Los finlandeses sabían que eran superados en número a razón de cien a uno, y en consecuencia, optaron por una estrategia de defensa parecida a la de las guerrillas. El primer destino en el servicio activo de Häyhä fue con el 34 Regimiento Jaeger, estacionado lo largo del río Kollaa.
La Guerra de Invierno fue brutalmente fría. Raras ocasiones el termómetro se movía por encima de los 0 grados centígrados, pero el frio paralizante no fue suficiente para detener a Häyhä. Generalmente, vestía su uniforme más cálido y encima se colocaba un traje para la nieve blanco, guantes y pasamontañas, envolviendo suministros para unos cuantos días en una tela, llenaba su bolsillo con cincuenta o setenta cartuchos de municiones y caminaba hacía el monte con su rifle y una metralleta. Localizaba un punto de vigilancia entre los matorrales o en la cima de un árbol, y esperaba – a veces durante días – por la oportunidad de un blanco. Los invasores soviéticos acostumbraban a ir por caminos establecidos, y Häyhä se posicionaba con el terreno a la vista. Frecuentemente optaba por renunciar a posibles objetivos para brindarles un sentido de seguridad y atraer a otras presas más atractivas como oficiales y caravanas de suministro a su punto de mira.
Los soviéticos comenzaron a reaccionar ante el despiadado éxito de Häyhä ordenando ataques de artillería en los nidos de los presuntos francotiradores, y empleando contra-francotiradores. Uno de los francotiradores rusos había matado a varios soldados finlandeses y a tres oficiales, y fue a la caza de un finlandés particularmente problemático con un Mosin-Nagant M91. Muy temprano ese día hizo objetivo sobre un pobre cristiano, revelándole a Häyhä la ubicación general de su adversario. Häyhä se arrastró lentamente a través de la nieve para tomar la posición. Cuando el sol empezaba a ponerse, el francotirador soviético creyó que su oportunidad había pasado y se puso de rodillas. El reflejo del sol destelló en su mira de 3x; Häyhä todavía esperaba pacientemente y vio el movimiento. Häyhä colocó un único disparo en la cabeza del soviético desde una distancia de 450 metros.
Pese al éxito de Häyhä los soviéticos iban ganando la guerra. Los finlandeses se vieron obligados a retroceder casi 40 kilómetros, a las orillas del río Kollaa. Los finlandeses sabían que, si los soviéticos se hacían de un camino a través del río, estarían habilitados para atracar las líneas defensivas desde la parte trasera. Un área conocida como colina Kollaa de pronto se convirtió en un punto de alta prioridad para los soviéticos como una oportunidad para cruzar el río. El 34 Regimiento Jaeger, aunque necesitado de suministros y refuerzos, recibió la orden de defender esta colina.
Ambas partes sabían perfectamente que los finlandeses eran superados en número, y que su artillería era vieja e inútil contra la Infantería Soviética Armada. Una división soviética intentó tomar la colina del regimiento finlandés, pero no contaban con la infatigabilidad de los defensores y fracasaron. Los soviéticos pensaron que dos divisiones superarían al mismo regimiento, pero los finlandeses adoptaron un grito de guerra formidable: “¡No pasarán!”. La batalla se extendió durante semanas, mientras los finlandeses perdían soldados y agotaban suministros, las fuerzas soviéticas eran reforzadas. Durante el día, los soviéticos bombardeaban constantemente las líneas finlandesas. Los finlandeses no tenían otra opción que agazaparse en sus refugios mientras la noche ponía fin al fuego de la artillería, y luego salían a hurtadillas para hacer las reparaciones durante la amarga y fría oscuridad. Las fuerzas finlandesas perdieron varios hombres hasta el agotamiento mientras la batalla continuaba sin dar tregua.
Al inicio de la batalla de Kollaa, los soviéticos emplearon tácticas de fuerza colosales, pero los finlandeses desarrollaron una contra-estrategia llamada táctica “Motti”, un nombre derivado de la palabra finlandesa para “cercado”. Los finlandeses abrían sus líneas defensivas para dar paso al avance soviético permitiendo que los elementos se adentraran en su zona. Una vez que los soviéticos pasaban, los finlandeses hacían acto de presencia, cerraban las líneas para evitar que llegaran refuerzos y atacaban desde ambos lados y desde atrás. Como los soviéticos perdían unidades debido a esta táctica tan poco convencional, se vieron forzados a modificar sus ataques para mantener el territorio, haciendo más lento su avance, mientras incrementaban sus inversiones en mano de obra y equipo.
No era raro que los finlandeses levantaran los cuerpos congelados de los soldados soviéticos y los colocaran con las manos hacía arriba como una forma de intimidación.
El 21 de diciembre de 1939, Häyhä estableció un récord personal en un solo día con 25 muertos rusos confirmados. En este tiempo, Häyhä superó las 500 muertes confirmadas entre su rifle y la SMG. Cuando los rusos finalmente se enteraron de que sólo había un hombre con un fusil matando a docenas de sus hombres, comenzaron a referirse a él como “La Muerte Blanca”.
Enero llegaba a su mitad y los soviéticos aun peleaban por Kollaa. En un intento por desazolvar el estancamiento, el avance fue detenido por los soviéticos para reabastecerse. Después de dos días para una reagrupación, el ataque para romper las líneas finlandesas fue reanudado con fervor. Un componente de este ataque fue la Batalla de Killer Hill donde 32 finlandeses le hicieron frente a una avalancha de cuatro mil soviéticos. Cada bando perdía y ganaba terreno mientras pasaban los días. Con el tiempo los soviéticos decidieron enfocar sus esfuerzos en otro objetivo –presumiblemente por haber perdido a 400 hombres en los enfrentamientos. De los 32 defensores originales de Killer Hill, sólo cuatro sobrevivieron para ver el victorioso final de la batalla.
Aunque Francia y Gran Bretaña ofrecieron ayuda a los finlandeses, los desesperados y frustrados soviéticos reunieron fuerzas para un último intento. Los ataques aéreos y el fuego de la artillería se intensificaron. Las tropas en tierra avanzaban únicamente para ser atacadas, generalmente por unidades más pequeñas dispersas en todos lados. Los soviéticos, sin embargo, se habían familiarizado con la táctica Motti, y sabían que era un error perseguir a sus atacantes hacía el bosque, pues serian aislados y asesinados sistemáticamente. Esta vez optaron por asentarse y consolidar cualquier posición que pudieran. Pequeños círculos de fuerzas soviéticas surgían por el campo, muy bien armados para destruir o desalojar a los finlandeses, pero sin suministros e imposibilitados para avanzar.
El 6 de marzo de 1940, el recién promovido teniente Simo Häyhä se encontraba con un pequeño grupo de tropas de esquí, haciendo frente a una fuerza soviética mucho más grande. A medida que se acercaba el medio día, Häyhä registraba cuarenta muertes confirmadas, pero su suerte cambió. Una sola bala explosiva le impactó el rostro en el lado superior izquierdo de la mandíbula. Los hombres que evacuaron a Häyhä informaron “la mitad de su rostro se perdió”, pero lo montaron en un transporte para que fuera atendido. Permaneció en coma durante cuatro días. Se despertó con la mandíbula hecha pedazos apenas unas horas después de la firma del Tratado de Paz de Moscú, que puso fin oficialmente a la Guerra de Invierno.
Los términos del tratado les permitieron a los soviéticos quedarse con una gran franja del territorio de Finlandia, incluyendo la casa de Häyhä de Rautjärvi. Häyhä fue uno más de los 422,000 finlandeses que perdieron sus hogares por la guerra. Un general soviético comentó: “Hemos ganado el terreno suficiente para enterrar a nuestros muertos.”
Algunos historiadores han especulado que en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, Hitler y sus consejeros analizaron las fuertes pérdidas de los soviéticos contra Finlandia y llegaron a la conclusión de que los soviéticos serían incapaces de defender adecuadamente Leningrado, pudiendo ser tomado con poco esfuerzo. Se ser así, esto podría significar el mayor error logístico de los nazis.
En cuanto a Häyhä, fue galardonado con cinco medallas después de la guerra, escribió un libro sobre sus días de servicio, y en ocasiones era invitado a aparecer en los eventos que honran el servicio militar. Descrito como un hombre tranquilo y agradable, cuando le preguntaron su secreto para haber acumulado 505 muertes como francotirador, él sonrió y respondió: “Práctica”. Simo “La Muerte Blanca” Häyhä murió de causas naturales en 2002, a los 92 años de edad.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.