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Conocida como el D.F., Distrito Federal, Ciudad de México o simplemente México, nuestra ciudad encierra cientos de años de tradiciones, de cultura y de historia y ha sido, desde su fundación, el lugar donde se han concentrado los poderes y la población de manera desmedida.
La Ciudad de México, ocupa un área de 1,485 km2, el 0.1% del territorio nacional; tiene 8,720,916 habitantes, que representan el 8.4% de la población del país, pero si hablamos del área metropolitana (el área que engloba a la ciudad central y a las ciudades satélite que se fueron desarrollando alrededor de ella), los números se elevan a 7,815 km2 y 19,239,910 habitantes (el 0.5% y el 18.5% respectivamente). La definición oficial para esta área es Zona Metropolitana de la Ciudad de México, que engloba las 16 delegaciones del Distrito Federal, 40 municipios del estado de México y uno del estado de Hidalgo.
Se encuentra en el Valle de México, región plana delimitada casi totalmente por masas montañosas que forman una cuenca en la que las más impresionantes son los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, que nos ofrecen un espectacular paisaje en los días despejados.
Originalmente esta cuenca era casi cubierta en su totalidad por un extenso sistema de ríos y lagos, de los cuales el mayor era el Lago de Texcoco. Acabar con muchos de estos lagos para hacer crecer la ciudad ha sido uno de los más trágicos errores de su historia.
Los indicios más antiguos de ocupación humana en la zona se ubican en el período Cenolítico Inferior (9,500-7,000 a. C.), son los restos fosilizados encontrados en la localidad de Peñón de los Baños, denominados como Mujer del Peñón.
Factores como el clima, la situación geográfica y la configuración de sus lagos, hacían de la zona el lugar ideal para asentarse. Con el desarrollo de la agricultura como medio ideal para un modo de vida sedentario, varios poblados comenzaron a florecer a lo largo de la ribera del río alrededor del año 1,000 a.C. La religión, como base de su cultura, determinó la arquitectura de la época, dando lugar a centros ceremoniales como los de Copilco, Tetelpan y Cuicuilco; este último el más destacado, con su famosa pirámide circular que fue cubierta por la erupción del Xitle en el siglo IV, pero de la que aún se pueden observar restos en plena ciudad (Insurgentes y Periférico, junto a la Escuela Nacional de Antropología e Historia).
En Teotihuacán se desarrolló la cultura teotihuacana en el primer milenio antes de nuestra. Se localizaba al noreste del lago de Texcoco.
Era un centro de desarrollo urbano, político y religioso que competía en grandiosidad con Cuicuilco y que durante su época de mayor esplendor llegó a tener entre 150 y 200 mil habitantes.
Esta ciudad llegó a alcanzar una extensión de 21 km2. En la actualidad, la parte abierta al público representa tan sólo una décima parte de lo que fue.
En el siglo VIII, por razones aún desconocidas, Teotihuacán fue abandonada por sus pobladores, dando lugar al ocaso de una de las grandes civilizaciones mesoamericanas que marcaron artística, arquitectónica y urbanamente a muchas de las posteriores.
Algunos de sus habitantes se trasladaron a la ribera del lago de Texcoco, donde fundaron pueblos como Culhuacán y Coyoacán. A la zona llegaron también tribus provenientes del norte (nahuas), que tras aprender algunas de las costumbres y técnicas agrícolas de los grupos que seguían habitando la región, establecieron ciudades que con el tiempo formarían una compleja red de centros productivos y de intercambio comercial en todas las inmediaciones del Lago de Texcoco. Tal fue el caso de Azcapotzalco, Tenayuca, Texcoco, Mixcoac y Tlacopan.
A la región que actualmente ocupa la Ciudad de México llegaron grandes migraciones entre los siglos VIII y XIII (toltecas, chichimecas, texcaltecas, tlaxcaltecas, acolhuas). Los asentamientos dieron lugar a la última y más poderosa civilización de Mesoamérica: los mexicas, resultado de la suma de los anteriores con la gran movilización chichimeca al altiplano central. Según sus relatos, eran originarios de la mítica Aztlan (de ahí el término de aztecas, como también se les conoce), una isla de donde partieron por designios divinos. Algunos historiadores, arqueólogos y antropólogos sostienen que se trata de un islote en el estado de Nayarit que actualmente se conoce como Mexcaltitán.
Hacia el año de 1299, guiados por el sacerdote Tenoch, intentaron
ubicarse a las orillas de un río. Se establecieron por la zona de Chapultepec, que contaba con una posición estratégica y una cantidad de recursos privilegiada, pero fueron expulsados por los acolhuas. Volvieron entonces al peregrinaje hasta que encontraron lo que según la leyenda era la señal que les indicaba el sitio ideal para desarrollarse: en un islote ubicado al centro del valle estaba un águila parada sobre un nopal devorando a una serpiente. Era el año de 1325.
La imagen muestra la distribución esquemática de los islotes que encontraron los mexicas a su llegada. Se establecieron originalmente en Tenochtitlán, y trece años después, un grupo descontento con la repartición de las chinampas fundó la ciudad de Tlatelolco, que terminó siendo satélite de la primera y desarrolló el comercio como su actividad fundamental. Los mexicas, o aztecas, se sustentaban en la agricultura como base de desarrollo y utilizaron la religión y la guerra como medio de expansión. Cuando llegaron los españoles a interrumpir su próspero reinado controlaban un gran porcentaje de lo que ahora es México y parte de Guatemala. Levantaron la ciudad sobre el lago con asombrosas obras de ingeniería hidráulica con rellenos, pilotes y canales internos, así como diques contenedores de aguas y puentes.
Revolucionaron el método de agricultura de las chinampas, que consistían en concentraciones artificiales de tierra limitadas por canales de agua y situadas en márgenes de ríos y pantanos. Con este sistema, se aseguraba una suficiente cantidad de tierra fértil bien irrigada, pero ellos, además, lo usaron para construir islas artificiales con las que ampliaron los espacios de tierra firme para desarrollarse.
Grandes matemáticos, físicos, urbanistas, ingenieros, astrónomos y agrónomos que tenían un gran respeto por la ecología y el entorno natural que les rodeaba, vieron interrumpidas sus creencias, sus logros y su expansión con la invasión de los españoles a sus territorios en 1519. A partir de ese momento, el rumbo de la arquitectura y el urbanismo de la ciudad se desvió por completo, tomando un camino muy alejado del que ellos impulsaron.
Después de dos años de batallas en los que fueron derrocados los últimos tres tlatoanis del imperio azteca, Moctezuma, Cuitláhuac y Cuauhtémoc, Hernán Cortés estableció un sitio alrededor de la ciudad durante 75 días, cortándole el suministro de alimentos y del agua potable que venía desde Chapultepec a través del acueducto. Aliado con los pueblos indígenas enemigos de Tenochtitlan, el 13 de agosto de 1521 logró tomar una ciudad cansada, hambrienta y azotada por las enfermedades que el Nuevo Mundo le estaba heredando.
Los indígenas, derrotados y esclavizados, fueron obligados a levantar la nueva ciudad con las mismas piedras de sus monumentos destruidos, de acuerdo a las ideas arquitectónicas que de Europa traían los conquistadores.
Se respetó la traza urbana original, conservando también el amplio espacio central que con el tiempo se convertiría en nuestro conocido Zócalo o Plaza de la Constitución, en donde, al igual que antaño, se alojan las sedes de los poderes gubernamentales y religiosos. La construcción de la Catedral Metropolitana dio inicio alrededor de 1530 y tomó más de 100 años. Aún después se le siguieron haciendo extensiones.
En la imagen podemos ver la superposición de edificios del recinto ceremonial de Tenochtitlan sobre la traza del Centro Histórico, de acuerdo a lo descubierto por el INAH en sus excavaciones hasta el momento.
El número 1 es el Templo Mayor, el cual está actualmente abierto a las visitas del público.
Los trabajos para reconstruir la recién nombrada capital de la Nueva España fueron intensos. Durante los siglos XVI y XVII se construyeron numerosas obras públicas y civiles. El error fue que se le dio al lugar trato de ciudad terrestre, cuando en realidad era una ciudad lacustre.
Debido a esto los españoles dudaban en asentar su nueva ciudad sobre la isla, pero Hernán Cortés insistió en que era el sitio adecuado. Las construcciones se empezaron a levantar con pesadas piedras, como era su tradición arquitectónica, y eso provocó muchos hundimientos. Pero la equivocación más grave fue el desprecio por el sistema de control de aguas que los indígenas habían desarrollado para prevenir las inundaciones.
Durante los ataques para conquistar la ciudad, y en un intento por hacer más ágil la circulación de los barcos que la sitiaron, derrumbaron gran parte de la Albarrada de Nezahualcóyotl, una barrera de madera y piedra de 16 km de largo por 15 m de ancho que controlaba eficazmente el nivel de las aguas del lago, evitando su desbordamiento si crecían y su desecamiento si el nivel bajaba drásticamente. Además, dividía la vasta laguna en dos: “la del oriente, de aguas saladas, que siguió llamándose Lago de Texcoco y la occidental, cuyas aguas rodeaban a la metrópoli y se denominó Laguna de México, cuyas aguas se volvieron dulces”.
Tenochtitlan fue objeto de varias inundaciones, pero la de 1629 fue la más grave de que se tenga memoria en toda la historia de la Ciudad de México Cobró 30 mil vidas entre los indios y desalojó a cerca de 20 mil familias españolas. Llovió durante 36 horas ininterrumpidas. Los daños alcanzaron tales dimensiones que el entonces rey de España, Felipe IV, ordenó refundar la capital de la Nueva España en tierra firme, en las lomas que se formaban entre Tacuba y Tacubaya. Pero las autoridades virreinales se negaron con un argumento muy sólido: era diez veces más caro trasladar y reconstruir la ciudad que desecar el lago. Esto selló nuestro destino.
Aunque la recuperación se llevó años, los siglos XVII y XVIII fueron muy prolíficos en cuanto a producción arquitectónica. Se hizo una gran producción de obra religiosa, ya que el objetivo principal era evangelizar a la cultura conquistada, convertirlos al catolicismo. Iglesias y conventos empezaron a darle forma al entorno urbano, acompañados de palacios, colegios, hospitales y edificios de gobierno, tomando como modelo la arquitectura barroca europea de la época, aunque debido al tiempo que tardaban en construirse, muchas obras presentan una combinación de diversos estilos arquitectónicos, lo que se llama Eclecticismo.
Todo lo que hoy conocemos como el Centro era el corazón de la ciudad (incluido Tlatelolco). Varios pueblos se desarrollaron como ciudades satélites: Mixhuca, Tacubaya, Coyoacán, San Ángel, San Jerónimo, Tlalpan, Santo Domingo, La Villa, Xochimilco. No había buenos caminos de conexión entre ellos y desplazarse podía representar un viaje muy largo.
Como ejemplos de arquitectura de la época están, por supuesto, la Catedral, el Palacio Nacional, el Templo de Santo Domingo, el Colegio de San Ildefonso, la arcada del Acueducto de Salto del Agua (Chapultepec), y la Alameda central como muestra de la arquitectura de paisaje europea.
El siglo XVIII comenzó con la construcción de la Basílica de Guadalupe, y a lo largo del mismo se construyeron o finalizaron grandes obras, como el Colegio de las Vizcaínas, la Academia de San Carlos y el Castillo de Chapultepec.
Los vastos recursos derivados de la exitosa explotación minera se aplicaron en los detalles ornamentales de la arquitectura, dándole a la ciudad un rostro de fastuosidad, opulencia y abundancia, que era reflejo de la sociedad derrochadora que gobernaba y que contrastaba con la miseria en la que vivían los menos privilegiados.
Los tres siglos de opresión fueron una válvula de tiempo que estalló en 1810, cuando, cansados de las condiciones en que vivían, los explotados se decidieron a cambiar la historia.
Por Tania Diez Peñalosa de codigodiez.mx
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.