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Ruth Rivera Marín fue una destacada arquitecta mexicana, la primera mujer en ingresar a la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional.
Rivera Marín se dedicó principalmente a la enseñanza y desde 1959 hasta su muerte fue la jefa del Departamento de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Ruth Rivera Marín (Ciudad de México, 1927-1969) fue hija de la escritora Guadalupe Marín y del gran pintor muralista Diego Rivera. El pensamiento liberal y creativo de sus padres, sin duda, marcó su personalidad activa e intensa y su interés por las artes y la arquitectura. Su hermana mayor, Guadalupe Rivera Marín relata sobre su padre:
“Tenía ideas feministas, siempre nos impulsó para que fuéramos mujeres libres; él decía que una mujer no podía ser libre si no se mantenía a sí misma y para eso teníamos que estudiar … Cuando mi hermana y yo éramos niñas, nos vestían de overol con una camisita azul marino con puntos blancos, un paliacatito y zapatos mineros. Nos regalaba mecanos y materiales para construir cosas. Éramos como obreritas. Mi madre no decía nada al respecto, a ella tampoco le interesaba lo femenino…”
En 1950 se convirtió en la primera mujer en egresar con el título de Ingeniera-Arquitecta de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Durante sus años de formación en la ESIA, incursionó en diversas disciplinas tomando clases de Literatura, Antropología, Teatro, Danza y Bellas Artes. Su formación junto a figuras como Diego Rivera, Juan O’Gorman, Pedro Ramírez Vázquez y Enrique Yáñez, forjaron su fuerza intelectual y su arraigo nacionalista. Se dedicó a difundir y proteger el patrimonio arquitectónico y artístico de México logrando importantes aportes desde diferentes facetas, la docencia, la gestión institucional, la teoría y el ejercicio profesional. También se involucró en la construcción del Centro Médico Nacional y colaboró con Pedro Ramírez Vázquez en el proyecto del Museo de Arte Moderno (Chapultepec, DF).
A partir de 1952 fue docente en la ESIA de las cátedras de Teoría de la Arquitectura, Composición Arquitectónica, Taller de Planificación y Urbanismo y Teoría del Urbanismo. Y entre 1959 y 1969 ejerció la jefatura del Departamento de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Participó activamente en diversas instituciones de nivel nacional e internacional, entre otras, el Colegio de Arquitectos de México, la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, la Asociación Mexicana de Críticos de Arte, el ICOMOS, el Subcomité de Museos de la UNESCO; y ejerció como presidenta de la Unión Internacional de Mujeres Arquitectas y vicepresidencia de Arquitectas Mexicanas.
En el campo de la teoría de la arquitectura y el urbanismo, hizo importantes aportes. Escribió artículos y libros como Meditaciones ante una crisis formal de la arquitectura, Treinta años de funcionalismo en la ESIA, Urbanismo y planificación en México, Anahuacalli y Arquitectura viva japonesa; además de su valiosa gestión para la publicación de los Cuadernos de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico del INBA.
En lo profesional rechazó el “internacionalismo” y la repetición e imitación de la cultura europea ajenas a las necesidades del pueblo y la geografía, en defensa de una arquitectura plural atenta a los factores culturales y a las circunstancias. Su mayor obra, realizada entre 1945 y 1957 con Diego Rivera y Juan O’Gorman, fue el Museo Anahuacalli en Coyoacán.
Fue la única esposa del artista y pintor mexicano Rafael Coronel con quien tuvo un hijo. Con Pedro Alvarado tuvo dos. Murió tempranamente, Ruth Rivera Marín murió el 15 de diciembre de 1969 a la edad de 42 años.
Manuel Gómez Morín, hombre de derecha, fundador del Partido Acción Nacional, y Diego Rivera, pintor, comunista, emparentaron a su pesar cuando los hijos de ambos, Juan Manuel y Guadalupe, se enamoraron y producto de ese amor, nació Juan Pablo Gómez Morín Rivera, ingeniero, panista, fue presidente de la Comisión de Avalúos Nacionales. Pero como en la obra de Romeo y Julieta, los enamorados no pudieron casarse, porque ambas familias se opusieron, sus diferencias ideológicas eran irreconciliables. Juan Manuel Gómez Morín se casó entonces con Casilda Martínez del Río y uno de sus hijos, Manuel, panista, abogado, ganó la diputación del XXI Distrito de Naucalpan.
Guadalupe Rivera Marín, priista, doctora en derecho, tres veces diputada, senadora y ex delegada en Alvaro Obregón (en la gestión de Cuauhtémoc Cárdenas), se casó con Ernesto López Malo, hijo del maestro y literato Rafael López de finales del XIX, y tuvo a su segundo hijo, Daniel López Rivera. Sin embargo, ironías de la vida, hoy en día los Gómez Morín y Rivera se llevan como una familia.
Conviven en las fiestas familiares y en año nuevo. Las reuniones entre los hijos son frecuentes.
Casilda y Guadalupe se tienen un gran aprecio y admiración. El virtual diputado Manuel Gómez Morín Martínez del Río, nieto del fundador del PAN, quien trabajó en la primera administración municipal panista de Naucalpan y luego como director de comunicación social gubernamental y director de Radio Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación (Segob), de la mano de José Luis Durán, ex presidente municipal de Naucalpan y subsecretario de Normatividad de Medios en la Segob, refiere: “Son cosas que suceden. Yo soy nieto de Manuel Gómez Morín y mi hermano Juan Pablo es nieto de Diego Rivera. Mi papá, Juan Manuel, conoció a Diego Rivera y a su esposa Lupe Marín Preciado.
Guadalupe Rivera Marín es una persona muy cercana a la familia, es mamá de mi hermano Juan Pablo, y la queremos mucho.
Es una persona que le ha dado muchas cosas a México, de una gran cultura, de muchos conocimientos”. Gómez Morín Martínez del Río quiso ser diputado porque cree poder trabajar “en la búsqueda de los tan necesarios consensos y acuerdos que tienen que darse en la 59 Legislatura”.
Luchadores. Juan Pablo Gómez Morín Rivera, que en sus apellidos lleva unidas dos tradiciones ideológicas antagónicas, fue inmortalizado en el mural de Diego Rivera “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, en el que es un niño, vestido con el ropón que utilizó su abuelo en la infancia, en brazos de su madre Guadalupe Rivera.
En un Vips de la avenida Revolución, a un lado del gigantesco distribuidor vial de San Antonio, Juan Pablo —alto, de dos metros, muy parecido a su abuelo pintor— refiere que Manuel Gómez Morin y Diego Rivera Barrientos, fundadores de sus dos familias, la materna y la paterna, eran amigos desde su juventud.
“Fueron jóvenes luchadores sociales que iniciaron su actividad en la época porfirista. Eran estudiantes, les toco la época de la Revolución Mexicana y el despertar del México moderno.
Fueron incluso colegas en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, la LEAR, que funcionó en los años 20. Coincidieron en propósitos e instituciones de lucha social y de arte y cultura”. Su abuelo, Manuel Gómez Morín (Mineral de Batopilas, Chihuahua, 1897-1972), contrajo matrimonio con Lidia Torres Fuentes en 1924, con quien procreó 4 hijos: Juan Manuel, Gabriela, Mauricio y Margarita.
En la preparatoria formaba parte del grupo de “Los siete sabios”, entre los que se encontraba Alfonso Caso y Vicente Lombardo Toledano.
Economista por la UNAM, luchó por su autonomía y llegó a ser rector de la Máxima Casa de Estudios de 1933 a 1934. Fue subsecretario de Hacienda y fundador del Banco de México, del cual fue su presidente, y de Banobras. Sin embargo, rompió con el gobierno y fundó el Partido Acción Nacional en 1939, del cual fue su presidente hasta 1949.
Diego Rivera fue un rebelde hasta con su propio partido, el Comunista, del cual se separó y regresó tiempo después. Se identificó con el trostkismo. A pesar de que Manuel y Diego coincidían en su oposición al gobierno y su partido, pero sus diferencias ideológicas los separaron.
Juan Pablo tenía 10 años de edad cuando su abuelo pintor murió. “No correspondió nunca a la figura del abuelito típico que se sentara a los nietos en las piernas y les contara cuentos. No. El no nos enseñaba canciones de Cri-Cri, sino del Partido Comunista.
Le encantaba que los nietos fuéramos malhablados”. En cambio, a su abuelo Manuel lo trató más tiempo, hasta que murió, cuando él tenía 25 años de edad. “Era más accesible como abuelo. Después lo traté ya en el plano estudiantil. Él siempre fue una persona mesurada en sus juicios”.
En entrevista, Guadalupe Rivera Marín refiere que sus opciones políticas separaron a Diego y a Manuel, aunque ambos rompieron con el gobierno. O sea, dice, “los dos fueron unos grandes y extraordinarios mexicanos, líderes en su camino ideológico, cada uno en el suyo propio, y fueron conductores de mucha gente política por muchísimos años, uno en la izquierda, y el otro en la derecha, pero tenían muchas coincidencias en el amor a México, en el respeto al país”.
Diego Rivera se molestó cuando supo que su hija Guadalupe había ingresado al PRI, pero finalmente le dio un consejo: “Te vas a dedicar a la peor de las actividades a la que el hombre se puede dedicar. Si vas a llegar a donde tú te propongas, llega por el camino de la técnica y no de la lambisconería”.
Juan Manuel Gómez Morín y Guadalupe Rivera Marín se conocieron cuando eran estudiantes de la Facultad de Derecho, fueron compañeros de generación. –Gracias a ese encuentro las familias se unen, se le dice. –Exactamente. Nos enamoramos en nuestra primera juventud. Fuimos una especie de Romeo y Julieta, con toda proporción guardada. —Y como en esa obra, ¿las familias se oponían al matrimonio?
—Las familias, sí, Diego… se opusieron ambas familias y nosotros nos empeñamos en amarnos. “Pero mire usted lo que es la ironía de la vida. A parte de la familia Preciado de Guadalajara, por parte de mi mamá, no tengo más familia que los Gómez Morín. Nos llevamos como una familia”. Una amistad más allá de las militancias [ Fernando ortega Pizarro] En el archivo “Manuel Gómez Morín”, que preside Mauricio Gómez Morín Torres, hay una fotografía del 5 de mayo de 1925, en la que aparecen Diego Rivera y el que catorce años después fundaría el Partido Acción Nacional, durante una comida de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), a la que pertenecían. En una larga mesa también se encuentran José Vasconcelos, Salvador Novo y Carlos Pellicer, entre otros.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.