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No es exagerado pensar que casi cualquier mexicano o mexicana ha usado o escuchado la expresión "Me hizo lo que el viento a Juárez", que supuestamente hace alusión a la entereza del presidente Benito Juárez. Pero, exactamente, ¿cuál es su origen?
Aunque nadie puede asegurar a ciencia cierta de dónde viene esta frase —que manifiesta un sentimiento de fortaleza o invulnerabilidad ante los enemigos o las adversidades—, es muy interesante conocer las distintas versiones que buscan explicarlo.
En su libro “Un indio zapoteco llamado Benito Juárez”, Fernando Benítez recoge una leyenda —de esas que abundan en los libros de historia de México— que dice que, cuando era niño, don Benito solía ir a cazar animales pequeños acompañado por otros niños; pero en una ocasión se embarcaron en una pequeña canoa y fueron sorprendidos por un ventarrón: los niños, asustados, abandonaron la embarcación y nadaron a la orilla, sólo Benito se quedó en ella y aguantó hasta que terminó el ventarrón. Según Benítez, en los siguientes días nació la frase en el pueblo de Guelatao.
Es muy difícil precisar si es realmente el origen de la frase que, hoy que se celebra el natalicio del Benemérito de las Américas, nos ocupa —y tampoco puede uno cuestionar a don Fernando Benítez tan a la ligera. Sin embargo, una rápida investigación de este tema arroja un sinfín de respuestas, las cuales van de lo sorprendente a lo verdaderamente chusco.
Por ejemplo, algunas versiones hablan, no de Juárez en persona, sino de un cuadro donde aparecía él portando una bandera que ondea violentamente por el viento, mientras su peinado —“el famoso peinado de Benito Juárez”— permanece impasible y en su sitio; ante esa incongruencia, la gente, con la chispa y la picardía que siempre ha distinguido al pueblo mexicano, empezó a decir que tal situación era imposible y de ahí surgió la frase burlona que vincula al prócer con las inclemencias del tiempo.
Otra versión muy poco difundida tiene que ver con la famosa estatua de Juárez que se encuentra en la cima del Cerro de las Campanas, en Querétaro, donde fueron fusilados Maximiliano de Habsburgo con sus generales Miramón y Mejía. Quien haya estado en ese sitio podrá dar fe de los intensos ventarrones que ahí se presentan, y como la pétrea figura del mandatario oaxaqueño parece hacerles frente, sin siquiera inmutarse.
Una variante de la explicación anterior habla de otro monumento, éste ubicado en el puerto de Tampico, donde en la década de 1930 embistió con toda su fuerza un huracán cuyos vientos arrasaron palmeras, árboles y techos, y casi no hubo edificio que no sufriera daños severos; lo único que permaneció inamovible en la plaza fue el monumento a Benito Juárez. Esta leyenda la cuenta el cronista don Israel Cavazos.
Finalmente, existen otras crónicas de un carácter más prosaico. Una de ellas responde a la pregunta que da nombre a este texto con la conseja “Le voló el sombrero y le campaneó los huevos” —probablemente haga alusión a alguno de los monumentos ya mencionados—, mientras que otra hace referencia a que lo único que le hizo el viento Juárez fue que “le movió la levita” —refiriéndose a la prenda masculina que cubre el cuerpo hasta casi la rodilla—; es decir, que “le hizo la chaqueta a un lado”, lo que en “lenguaje masónico” significaría que le hizo la masturbación —o, en lenguaje coloquial actual, “se la peló”.
Queda claro que nunca podremos ponernos de acuerdo sobre el significado original de esta frase. Pero la verdad es que, en este caso, la incertidumbre al respecto… nos hace lo que el viento a Juárez.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.