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Edificado sobre una planta cuadrangular con cerca de 200 metros por lado, el Palacio Nacional de México es una de las construcciones gubernamentales más grandes del mundo entero. En su interior, patios, corredores y salones han sido testigos de los acontecimientos más importantes de la historia mexicana. Por sus espacios han caminado virreyes, invasores extranjeros, presidentes, dictadores y emperadores, así como alguno que otro revolucionario como Pancho Villa o Emiliano Zapata, que en algún momento de la historia se enfrentaron al poder que desde este recinto ha regido a la nación entera.
El Palacio Nacional tiene una antigua historia que se remonta a tiempos de los aztecas cuando en dicho solar se encontraba el Palacio de Moctezuma, el cual, ocupaba exactamente la misma extensión del edificio actual. Tras su destrucción durante la guerra de conquista de Tenochtitlan, sobre sus ruinas Hernán Cortés mandó construir un gran palacio, mismo que décadas más tarde fue vendido por su hijo Martín Cortés 1562 a la Corona, quien lo adquirió para construir en ese predio las instalaciones necesarias para la administración del Virreinato de la Nueva España.
En su construcción podemos encontrar elementos neoclásicos, barrocos y neocoloniales, siendo el aspecto que hoy tiene el edificio en su exterior resultado de su última ampliación, acontecida durante la segunda década del siglo XX cuando fue añadido el tercer nivel. Una década después, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, la casa presidencial fue trasladada desde esta sede hasta el Palacio Presidencial de Los Pinos en el Bosque de Chapultepec, permaneciendo el Palacio Nacional como sede oficial de algunas dependencias del gobierno, para actos de protocolo y para las tradicionales celebraciones del Grito de Independencia y del Desfile Militar del 15 y 16 de septiembre.
Desde ese momento y por más de trescientos años esta construcción ha tenido un gran número de ampliaciones y modificaciones en las que han quedado plasmadas las huellas de los distintos gobiernos que ha tenido el país durante el periodo colonial, así como durante su vida como nación independiente.
El Palacio Nacional cuenta con un gran número de puntos de interés en su interior destacando los famosos murales que Diego Rivera pintara en la escalinata principal y en los corredores del patio central que narran gráficamente la historia de México desde tiempos prehispánicos hasta el siglo XX, en una obra llena de simbolismo, colorido y nacionalismo mexicano. Otro sitio destacado es el recinto en Homenaje a Juárez, en el cual se conservan las pertenencias, mobiliario y documentos de dicho presidente, uno de los más influyentes en la historia nacional, quien también habitó este recinto.
Aunado a los puntos anteriores se puede visitar el Salón de la Tesorería de la Federación, un espléndido espacio con influencia art déco, el edificio que ocupara la Cámara de Diputados antes de ser trasladada al actual Edificio de la Asamblea Legislativa así como la Biblioteca del Fondo Histórico de Hacienda ubicado junto al Jardín de la Emperatriz en la parte oriente del edificio.
La construcción de la edificación original del ahora Palacio Nacional fue iniciada en 1522 como segunda residencia de Hernán Cortés y él mismo lo delineó, aunque lo usó por poco tiempo antes de fallecer en 1547.
El palacio fue heredado por Martín Cortés, hijo del conquistador, quien en 1562 decidió venderlo a la corona, convirtiéndose el edificio en la sede del poder español. A partir de ese momento se empezó a llamar Palacio Virreinal.
En 1563, el segundo virrey de la Nueva España, Luis de Velazco y Ruiz de Alarcón, se instaló en el segundo piso, siendo el primer gobernante en residir en el palacio.
La edificación del siglo XVI no se parece a la actual, ya que era mucho más pequeña y había sido concebida como una especie de fortaleza, con dos torres defensivas en las esquinas y troneras en la fachada para los fusileros.
En 1624 el edificio fue saqueado y dañado por una revuelta de indígenas y mestizos y después del motín fue remodelado, alcanzando la fachada su extensión actual.
En 1692 se produjo otra revuelta y el palacio fue incendiado, quedando parcialmente destruido y en estado ruinoso.
Una nueva reconstrucción comenzó en 1711, en la que se incorporó en los acabados el estilo artístico de moda, el barroco, y se hizo una ampliación hacia el norte, hasta la Calle de Moneda.
En 1789, con el ascenso al poder del virrey Juan Vicente de Güemes II, el palacio fue objeto de los trabajos de reforma de mayor envergadura a esa fecha, que lo convirtieron en un edificio bello y funcional.
En 1822 se instaló en el palacio el primer imperio mexicano, encabezado por Agustín de Iturbide y el inmueble pasó a llamarse Palacio Imperial.
En 1824, tras la promulgación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, el edificio adoptó su actual nombre de Palacio Nacional y pasó a albergar los tres poderes de la nueva república: ejecutivo, legislativo y judicial.
Después de la Batalla de Chapultepec, en 1847, el ejército estadounidense ocupó el Palacio Nacional e izó la bandera de las barras y las estrellas, pero no ocasionó daños.
Durante la Guerra de Reforma, entre 1857 y 1861, el Palacio Nacional fue sede del gobierno conservador. Tras el fin del conflicto, el gobierno liberal se instaló en el edificio, pero en 1963, Benito Juárez tuvo que abandonarlo por la intervención francesa.
Con el régimen de Maximiliano, el inmueble retornó a su anterior nombre de Palacio Imperial y el emperador, a pesar de que residía en el Castillo de Chapultepec, ordenó una suntuosa intervención de la edificación, que fue magníficamente remodelada y decorada.
En el transcurso de esta reforma, todos los aposentos que se asoman a la fachada principal fueron convertidos en un solo e inmenso salón para banquetes y recepciones oficiales.
Finalizado el imperio, el inmueble retomó su nombre de Palacio Nacional y en 1867, el presidente Juárez abrió simbólicamente las puertas principales y presidió desde el palco de honor el desfile del triunfo.
El afán modernizador de Porfirio Díaz también alcanzó al Palacio Nacional, realizándose reformas arquitectónicas y decorativas y el inmueble se convirtió en el primero de la capital con electricidad y elevador.
En 1886, la Campana de Dolores fue colocada sobre el balcón central situado frente al zócalo y desde entonces en este lugar se celebra la ceremonia anual del grito independentista.
Entretanto, el inmueble venía siendo utilizado también como residencia de los primeros mandatarios, tradición que finalizó el presidente Manuel González, quien cambió sus recámaras en el palacio por las del Castillo de Chapultepec.
Porfirio Díaz volvió a meterle mano al palacio y en 1901 se inició una completa remodelación de la que solo se libró el Salón de Recepciones.
Para el primer centenario de la Independencia, el Palacio Nacional fue escenario de fastuosas celebraciones, pero la Revolución Mexicana estaba a la vuelta de la esquina y el inmueble sufrió varios daños durante la Decena Trágica.
El presidente Plutarco Elías Calles acometió la recuperación en 1926, construyó el Salón de la Tesorería y mandó a instalar en la fachada el tezontle de tono rojizo que muestra actualmente en lugar de la piedra blanca que tenía. Las obras de este período fueros dirigidas por el arquitecto Augusto Petriccioli.
Uno de los principales motivos de visita del palacio, los murales de Diego Rivera, fueron pintados entre 1929 y 1951 por el célebre artista guanajuatense.
El Palacio Nacional sigue siendo la sede protocolaria del poder ejecutivo, aunque el presidente reside y despacha regularmente desde Los Pinos.
Las principales fechas nacionales, como los aniversarios de la Independencia y de la Revolución Mexicana son celebradas por todo lo alto desde el Palacio Nacional.
Igualmente, en el palacio presentan sus cartas credenciales los embajadores de las naciones que sostienen relaciones diplomáticas con México y el inmueble es utilizado para recepciones y otros eventos de estado.
La Secretaria de Hacienda y Crédito Público tiene sede administrativa en el Palacio Nacional, así como la primera zona militar, a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional.
En las dependencias de Hacienda se encuentra el Museo de Sitio Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez y una galería de arte inaugurada en 2010 en ocasión del bicentenario de la Independencia.
Tras 5 siglos de ampliaciones y modificaciones, Hernán Cortés creería estar en otra parte si lo llevaran a su antiguo predio de las Casas Nuevas de Cortés y observara el impresionante edificio de 3 niveles y 40 mil metros cuadrados.
El Palacio Nacional es la edificación de mayor tamaño entre los monumentales inmuebles del centro histórico de la ciudad de México y uno de los más grandes espacios arquitectónicos del país.
Entre sus componentes y aposentos sobresalen la fachada principal, las fachadas laterales y el Área Presidencial, integrada, entre otros espacios, por el Salón de Recepciones, el Salón de Embajadores y los Salones Morado, Verde y Azul.
Igualmente se distinguen el Salón Juárez, el Salón de Acuerdos y el Salón Morisco, el Anti comedor y el Comedor presidencial, y las Bibliotecas.
En el aspecto artístico, destacan la Fuente del Pegaso y las pinturas al fresco realizadas por el famoso muralista Diego Rivera.
Esta larga fachada frente al zócalo o Plaza de la Constitución, está recubierta con chiluca y tezontle, la primera una piedra de color gris plata y la segunda una piedra volcánica rojiza, ligera y porosa.
Los dos primeros niveles de la fachada son de estilo barroco no recargado. El tercer nivel, añadido durante la tercera década del siglo XX, muestra líneas neocoloniales en su fachada.
El edificio cuenta con tres portadas en la fachada principal y torreones defensivos. Sobre la planta baja hay 25 ventanas, el nivel intermedio tiene 39 ventanas balconeadas, mientras que el tercer nivel dispone de 60 ventanas.
Sobre la portada principal está la Campana de Dolores y debajo de esta se encuentra el balcón utilizado por el presidente para ceremonias.
Las otras dos portadas son la Mariana y la de Honor; la primera llamada así porque fue mandada a hacer por el presidente Mariano Arista y la segunda por ser la que está reservada al presidente.
La fachada lateral que da al norte se extiende por la Calle de Moneda y su estilo es similar al de la fachada principal, pero con mayor sobriedad.
La gran portada de esta fachada cuenta con una magnífica puerta por la que se accede al Museo de las Culturas y está rematada con un frontón de estilo neoclásico y un águila de bronce.
En la fachada del lado oriental se distingue un segmento de estilo versallesco, decorado con altorrelieves con figuras humanas, amorcillos, trofeos e instrumentos musicales, situados en los tableros encima de los ventanales.
En el lado sur, en el segmento donde se encontraba el Archivo General de la Nación, la fachada se da un aire al que tenía el palacio durante el virreinato.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.