LOS “LOCOS” NO SON TAN “LOCOS”, SON CABALLEROS CASTELLANOS

En 1946 se encuentra en Paris el extremeño, disfrutando de un bien ganado reposo. El gobierno inglés les permite unos meses de entera libertad y como tienen la bolsa bien repleta, allá se va, a la Ciudad Lumiere, a la tan bella y acogedora Paris.

Discurre por los bulevares y se asoma a la atalaya de la Torre Eiffel desde donde contempla la maravillosa ciudad serpenteada por el caudaloso Seine. Alarga su mirada hacia el sur, queriendo descubrir en la lejanía la patria querida ¡vano empeño! España queda muy lejos y el hombre aún no ha conseguido acortar las distancias para que los ojos, rompan entre el celaje la inmensa masa gaseosa que se encierra entre las distancias

Abandona el campo de marzo y siguiendo el Seine, se planta en la Concordia y admira el obelisco que Napoleón hizo traer de Egipto, donde él combatió y donde Rommel perdió la batalla más importante de la guerra pasada.

Remonta la gran avenida de los Campos Elíseos y entra en uno de los más importantes cafés, de los muchos situados en la dicha avenida

Dese allí contempla el paso gracioso y elegante de las bellas francesitas que tienen el secreto del amor, de las mujeres que parecen haber nacido para el amor.

Estas mujeres que saben rodear al acto con la más grande atracción una mezcla de amor felino y de ternura; una lujuria afrodisiaca.

Cerca de su mesa, está una linda joven que escruta en el café una figura que queda enredada entre las redes que tejen sus miradas. Enciende un cigarrillo el extremeño y se distrae contemplando las espirales que el humo va formando en sus columnas expelidas por sus pulmones y recuerda sus días pasados en el lejano África la joven avanza y le suplica un cigarrillo. Le regala un paquete y ella encuentra motivo para conversar con él, La invita a beber y la invita al cine, que ella acepta.

Después ella le cuenta su vida, es una vida muy conocida. Ella trabaja de modista en un taller en el boulevard de San Germain, pero con su sueldo, no gana para vivir y mantener a su anciana madre y por eso ella busca en los hombres apetitosos de amor, la moneda que la libre del hambre.

El pensamiento del extremeño está en su patria y en su hogar, y ve con los ojos del alma a su viejecita y su hermana ¿Tendrá mi hermana que hacer lo mismo para ganarse la vida? ¡No!, se responde, que la mujer española sabe luchar, sabe de privaciones y no sabe caer más que por el amor.

La princesita, que se llama Margot, le rodea con su brazo y le lleva para su casa. Han cruzado la avenida Jorge V y pasan Plaza del Alma y avenida de Bosquet llegan a la Bosquet, la pequeña calle de Bosquet y se detiene en frente de una casa. Aquí vivo dice Margot, pero aquí está mi madre y ella, ignora lo que yo hago para que no le falte nada. Ven conmigo a un hotel y pasamos la no Margot, yo no puedo aceptar tu invitación, yo no puedo aprovechar de la miseria un amor no sentido. Toma, acepta estas monedas, con ello quedas compensada de la venta de tu cuerpo, de tu amor. Mañana yo te iré a recoger a tu taller y todos los días que yo esté en está, serás mi amiga y nada te faltará. pero con amistad desinteresada, sin apetencias carnales. Se despiden y a la mañana, cuando él reposaba en su cuarto del hotel, unos golpecitos en la puerta, señalan la presencia de Margot La recrimina y la hace salir

¿Qué pensaría Margot, cuando en el taller confeccionaba alguna otra prenda que acaso vistiera otra joven que vendía su amor? Acaso interpretando erróneamente aquel gesto tan caballeresco, pensaba que no era lo bastante bella para incitar al amor fácil ¡y se puso triste!

El extremeño, la esperó a la puerta del taller y pronto una banda de golondrinas salía con la alegría de la juventud, con risas y cantos entre ellas, Margot que se cogió de su brazo. No se ha engañado, pensó el mozo. Comió en buenos restaurantes y visitó los cines y por el romántico bosque de Bologna y llevó a su anciana madre manjares no gustados hacía mucho tiempo y vivió una vida distinta y nació en ella un amor puro, desconocido. Y un día el amigo el Quijote Extremeño, se despidió de la dulce Margot y se despidió con un beso en la frente, con un beso de hermano.

Comentarios recientes

25.11 | 00:55

Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura

16.11 | 05:32

Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.

28.10 | 14:04

Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.

Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.

23.10 | 15:49

Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.

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