La Evolución Humana en la Visión Filosófica de Teilhard de Chardin

RESUMEN

El hombre por la capacidad de razonamiento que posee, se pregunta sobre sí mismo ya que en su propio pensamiento se ve a, sí como un misterio. Durante toda la historia de la humanidad esta ha sido una constante en el pensamiento del hombre, es por ello que muchos han intentado por diferentes métodos deducir el origen del hombre, de su lugar en el universo, de su constitución, así como de su fin.

En este sentido se puede encontrar dos teorías, una de carácter religioso y la otra de carácter científico, las cuales pudieran parecer como contrarias entre si ya que en sus argumentos no se consiguen aparentemente puntos de unión. Sin embargo, según la visión filosófica – teológica de Teilhard De Chardin Sacerdote Jesuita y antropólogo francés, en él, se puede mostrar una perspectiva diferente en la que cada una de las teorías antes mencionadas no se presentan contrarias sino más bien como complementos una de la otra.

La evolución humana en la visión filosófica de Teilhard de Chardin

Blunda D, Cristofer A., Estudiante de Filosofía del Seminario Mayor Arquidiocesano Nuestra Señora del Socorro de Valencia Estado Carabobo. Venezuela.

Pavel Oropeza Sánchez. Egresado como Licenciado en Educación mención Ciencias Sociales Universidad de Carabobo. Maestría en historia. Doctorado en educación mención Filosofía. Profesor en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Socorro en las cátedras de Antropología y Sociología. Profesor del Colegio universitario de Administración y Mercadeo de Valencia del Estado Carabobo. Profesor de la Universidad Arturo Michelena en las Escuelas de Psicología, Comunicación Social e Ingeniería Electrónica y fundador de la Escuela de Psicología. Profesor del Departamento de Psicología de la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo.

El desarrollo del contenido pretende destacar la evolución del hombre y su lugar en el cosmos en la visión de Teilhard De Chardin con la intención de iluminar lo que es el hombre en la actualidad.

CAMINO A DEVELAR, PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Durante toda la historia de la humanidad el hombre se ha preguntado sobre si, de donde viene y a donde va y en medio de dichas interrogantes él ha investigado desde la ciencia cuál es su procedencia. Se experimenta a sí mismo inmerso en medio de fuerzas disgregantes, en medio de llamadas contradictorias, con la experiencia de un ser efímero y frágil, pero con la ambición interior de inmortalidad y se establece una especie de lucha a muerte en la interioridad profunda de su ser.

Tres cosas constituyen al hombre perfecto: la carne, el alma y el espíritu… la carne adquiere las cualidades del espíritu, se hace incorruptible, se espiritualiza y es capaz de instalarse en el seno de la vida misma. De este modo se crea una uniformidad interior que se abre a un amor totalmente caritativo. (Guerra, A. 1983, Pág. 645)

En esta línea se han planteado muchas hipótesis acerca del hombre algunos filósofos han llegado a sostener la idea de que el hombre procede de una especie animal, mientras que otros sostienen que el hombre no es más que la obra de un ser divino o supremo. Por ello, es preciso dar a la evolución como hecho una vigencia absoluta. Hoy en día no existen teorizadores fijitas, dado que la evolución es algo consustancial, no ya con la vida, sino incluso con la materia misma.

Todo cuanto está inscrito en la coordenada temporal tiene una historia y toda historia es cambio. La evolución es, para nosotros, en la vida, una función tan inherente a la misma como lo puedan ser la asimilación, la respiración, la reproducción. Es, mejor aún, una función de funciones, puesto que ella implica y arrastra a las demás. (Guerra, A. 1983, Pág. XV)

Hoy, pues, la evolución como hecho dejó de ser una hipótesis, una teoría o incluso una simple doctrina. Es simple y rotundamente eso: un hecho. Los paleontólogos ven la evolución a través de los fósiles, los mudos testimonios del pasado, no tan mudos, porque se ha dejado develar sus secretos escondidos en las capas geológicas mediante la auscultación de los sonidos de trascendencia el hombre, su auténtica dimensión, afincado por sus propias raíces, pero desplegado a los más altos vientos de la naturaleza y en este cosmos inmenso que con una especial avaricia muy existente y estimuladora ha librado lentamente sus tesoros, para construir una felicidad humana en lo colectivo a través de la homeostasis del amor universal.

Hablar de evolución implica remar mar adentro, sin límites y sin orillas que hagan detener el camino del hombre, por esto, es necesario recibir esta investigación, en manos del lector con la misma ilusión, respeto y conscientes de que en el hombre la evolución humana se desarrolla inmensamente en la historia, las instituciones y las artes. Así pues, es fundamental determinar ¿Cuál ha sido la evolución humana en la visión propuesta por Teilhard de Chardin?

OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

Objetivo General:

Analizar la Evolución Humana en la visión filosófica de Teilhard De Chardin

Objetivos Específicos

*     Examinar el concepto del hombre mediante un arqueo filosófico a lo largo de las fundamentaciones de la mente.

*     Develar la evolución humana como líneas esenciales del cosmos.

*     Presentar el alcance humanista de la evolución

EL PASO DE LA REFLEXIÓN. EL PASO ELEMENTAL DE LA HOMINIZACIÓN DEL INDIVIDUO

a) Naturaleza

De la misma manera que reina siempre entre los biólogos la incertidumbre respecto de la existencia de un sentido ya fortificó un eje definido en la Evolución, de la misma manera y por una razón conexa se manifiesta aún la mayor divergencia entre los psicólogos cuando se trata de decidir si el psiquismo humano difiere específicamente (por naturaleza) del de los seres que aparecieron antes que él. De hecho, la mayoría de los sabios pondría más bien en tela de juicio la validez de tal separación. ¡Qué no se ha dicho -y qué no dice todavía- sobre la inteligencia de las bestias! Si se quiere resolver esta cuestión (y es necesario decidirla para la Ética de la vida como para el conocimiento puro) de superioridad del hombre sobre los animales, yo no veo más que un medio: separar decididamente, en el haz de los comportamientos humanos, todas las manifestaciones secundarias equivocas de la actividad interna y situarse cara al fenómeno central de la Reflexión,

Desde el punto de vista experimental que utilizamos, la Reflexión, tal como lo indica su nombre, es el poder adquirido por una consciencia de replegarse sobre sí misma y de tomar posesión de sí misma como de un objeto dotado de su consistencia y de su valor particular; no ya sólo conocer, sino conocerse; no ya sólo saber, sino saber que se sabe. Gracias a esta individualización de sí mismo en el fondo de sí mismo, el elemento vivo, hasta entonces distribuido y dividido dentro de un círculo difuso de percepciones y de actividades, se halla constituido, por vez primera, en centro puntiforme en el que todas las representaciones y experiencias se entrelazan y se consolidan en un conjunto consciente de su organismo. Ahora bien: ¿cuáles son las consecuencias de una tal transformación?

Ellas son inmensas y nosotros las leemos tan claramente en la Naturaleza como cualquiera de los hechos catalogados por la física en la astronomía. El ser reflexivo, en virtud de su repliegue sobre sí mismo, se hace bruscamente susceptible de desarrollarse en una nueva esfera. En realidad, es otro mundo el que nace. Abstracción, lógica, elección e invenciones razonadas matemáticas, arte, percepción calculada del espacio y de la duración, ansiedades y sueños del amor… Todas estas actividades de la vida interior no son más que la efervescencia del centro nuevamente constituido explotando sobre si mismo. Una vez sentado esto, he aquí mi pregunta. Si, como se sigue de lo que precede, es el hecho de hallarse «reflexionado» lo que hace al ser verdaderamente «inteligente», ¿podemos dudar seriamente de que la inteligencia sea el atributo evolutivo del Hombre y de sólo él? ¿Y podemos, en consecuencia, dudar en reconocer, por no sé qué falsa modestia, que su posesión no representa para el Hombre un avance radical sobre toda la vida anterior a él? El animal sabe, no lo iludamos. Pero ciertamente no sabe que sabe; de otra manera, hace tiempo que hubiera multiplicado las invenciones y desarrollado un sistema de construcciones internas que no podrían escapar a nuestra observación.

 Por consiguiente, un sector de lo Real está cerrado, un sector dentro del cual nos movemos nosotros, pero en el cual él no podría entrar. Un foso —o un umbral— infranqueable para él nos separan. En relación con él, por el hecho de ser reflexivos, no sólo somos diferentes, sino otros. No sólo simple cambio de grado, sino cambio de naturaleza, resultado de un cambio de estado. Henos aquí exactamente frente a lo que esperábamos. La vida, por ser ascensión de consciencia, no podía continuar avanzando indefinidamente en su línea sin transformarse en profundidad.

Ella debía, según decíamos, como toda magnitud creciente en el Mundo, llegara ser diferente para continuar siendo ella misma. Más claramente definible que cuando escrutábamos el psiquismo oscuro de las primeras células, he aquí que se descubre en este acceso al poder de reflexión la forma particular y crítica de transformación en que ha consistido para ella está súper creación o este renacimiento. Y, por eso mismo, he aquí cómo reaparece la curva entera de la Biogénesis, se resume y se clarifica en este punto singular.

a) La composición de las ramas humanas Sea cual fuere la idea que uno se haga acerca del mecanismo interno de la Evolución, es cierto que cada grupo zoológico se rodea de una determinada envoltura psicológica: cada tipo de Insecto, de ave o de mamífero, por sus instintos propios. Hasta ahora no se ha realizado ninguna tentativa para poner en relación uno con otro, y de manera sistemática, los dos elementos, somático y psíquico, de la especie.

Existen naturalistas que describen y clasifican las formas. Otros especializan en los comportamientos. De hecho, la distribución las especies se realizan de manera muy eficiente, por debajo del Hombre, por medio de criterios puramente morfológicos.

Por contrario, a partir del Hombre, aparecen ya dificultades. Toda reina, según notamos, una extremada confusión en lo tocante a significación y a la repartición de los grupos tan variados en que fragmenta, a nuestros ojos, la masa humana: razas, naciones, estados, patrias, culturas, etc. En estas categorías, diversas y móviles, no se quiere percibir, de ordinario, más que unidades heterogéneas: unas, naturales (la raza); otras, artificiales (la nación); cabalgándose de manera irregular en los diferentes planos.

¡Irregularidad desagradable e inútil, que pronto se desvanece, por poco que se quiera poner en su lugar, tanto el Interior como el Exterior de las Cosas! Desde este punto de vista más comprehensivo, por mixta que pueda parecer, la composición del grupo y de las ramas humanas no es irreductible a las reglas generales de la Biología. Pero, por exageración de una variable que resulta desdeñable en los animales, lo que hace simplemente es que aparezca la trama esencialmente doble de estas leyes, para no decir, por el contrario (si el Soma está tejido por la Psiquis), la unidad fundamental. No excepción, sino generalización. Imposible dudar de ello.

En el mundo convertido en humano, es siempre la ramificación zoológica la que, a pesar de las apariencias y de la complejidad, se prolonga, y opera siguiendo el mismo mecanismo de antes. Sólo a consecuencia de la cantidad de energía interior liberada por la reflexión, la operación tiende entonces a emerger de los órganos materiales para formularse también, o incluso, sobre todo, en espíritu. El psiquismo espontáneo no es ya sólo una aureola de lo somático. Se convierte en una parte apreciable, y aun principal, del fenómeno. Y dado que las variaciones del alma son mucho más ricas y matizadas que las alteraciones orgánicas, con frecuencia imperceptibles, que las acompañan, es muy fácil que la sola inspección de los huesos y de los tegumentos no pueda llegar a seguir, a explicar, a catalogar los progresos de la diferenciación zoológica total. He aquí la situación. Y he aquí también su remedio.

Para desentrañar la estructura de un phylumpensante, la anatomía resulta insuficiente: es que ahora pide doblarse de psicología. Complicación laboriosa, sin duda: dado que ninguna clasificación satisfactoria del «género» humano podría establecerse, según vemos, sino por el juego combinado de dos variables parcialmente independientes. Sin embargo, complicación profunda bajo dos aspectos diferentes. Por una parte, el precio de este obstáculo, el orden, la homogeneidad, es decir, la verdad, entran en nuestras perspectivas de la Vida, extendidas al Hombre; y dado que se descubre, correlativamente, en nosotros el valor orgánico de toda construcción social, nos sentimos ya mejor dispuestos a considerar a ésta como un objeto de Ciencia y, por tanto, a respetarla.

Por una parte, por el hecho mismo de que las fibras del phylumhumano se muestran rodeadas de su vaina psíquica, empezamos a comprender el extraordinario poder de aglutinación y de coalescencia que presentan. Y henos aquí, simultáneamente, en la senda de un descubrimiento fundamental, en el cual acabará por culminar nuestro estudio del fenómeno humano: la convergencia del espíritu.

EL DESPLIEGUE DE LA NOOSFERA.

Con el objeto de multiplicar los contactos que son necesarios a sus tanteos y almacenar la variedad polimorfa de sus riquezas propias, la Vida no puede avanzar más que mediante la progresión de masas profundas. ¡Así, pues, cuando su curso sale de la garganta!  en donde le tenía como estrangulado una mutación nueva, cuanta más apretada está la hilera de la que emerge y más amplia es la superficie que debe cubrir con su ola, tanto más necesario le es reconstituirse en multitud.

La Humanidad, al trabajar bajo el impulso de su oscuro instinto ha desbordado alrededor de su estrecho punto de emersión hasta llegar a sumergir toda la Tierra. El Pensamiento haciéndose número con el objeto de conquistar todo el espacio habitable, por encima de cualquier otra forma de la Vida. Dicho de otra manera, el espíritu tejiendo y desplegando las capas de la Noosfera. Es en este esfuerzo de multiplicación y de expansión organizada en donde se resume y se expresan finalmente, para quienes saben ver, toda la Prehistoria y toda la Historia humanas desde los orígenes hasta nuestros días.

LA FASE RAMIFICADA DE LOS PREHOMÍNIDOS.

Hacia el final extremo del Plioceno, un amplio movimiento de relevo, una sacudida positiva, parecen haber afectado las masas continentales del Viejo Mundo, desde el Atlántico hasta el Pacífico. Un poco por todas partes, en esta época, las cuencas van vaciándose, las gargantas se profundizan y grandes masas de aluviones se desparraman por las llanuras. Ninguna huella cierta del Hombre ha sido identificada en parte alguna antes de este gran cambio geológico. Pero apenas terminado, las piedras talladas se encuentran ya, mezcladas con las gravas de todas las terrazas de África, de Europa occidental y de Asia meridional.

Del Hombre del Cuaternario inferior, contemporáneo y autor de estos utillajes, no conocemos más que dos representantes fósiles’, aunque los conocemos bien: el Pitecántropo, de Java, durante mucho tiempo representado por una simple calvaría, pero redescubierto últimamente gracias a restos mucho más satisfactorios; y el Sinántropo, de China, descubierto por numerosos ejemplares en el curso de los diez últimos años. Dos seres tan fuertemente emparentados, que la naturaleza de cada uno nos quedaría oscura si no tuviéramos para comprenderla la gran fortuna de poder compararlos entre sí ¿Qué es lo que nos enseñan estos restos venerables, viejos, por lo bajo, de unos cien o doscientos mil años? Un primer punto sobre el cual los antropólogos están de acuerdo es que, con el Pitecántropo, tanto como con el Sinántropo, poseemos dos formas ya francamente homínidas por su anatomía.

Si se disponen en serie sus cráneos con los de los mayores Póngidos (Monos) y con el de los Hombres recientes, aparece con evidencia una separación morfológica, un vacío, entre ellos y los Antropoides, mientras que por el lado del Hombre constituyen un bloque natural. Cara relativamente corta. Caja craneana relativamente grande; en el Hombre de Trinil, la capacidad cerebral no desciende casi por debajo de los 800 cm.’, y en el Hombre de Pekín” llega, en los mayores machos, hasta los 1.100′. Mandíbula inferior construida esencialmente hacia adelante en la sínfisis, en el tipo antropoide. Por fin, y ante todo, extremidades anteriores libres y estación bípeda.

Ante estos signos, es evidente que nos encontramos ya de manera decidida en la vertiente humana. Sin embargo, por homínidos que fueran el Pitecántropo y el Sinántropo, a juzgar por su fisonomía, eran todavía extrañas criaturas, como no existen ya, desde hace mucho tiempo, sobre la Tierra. Cráneo alargado, fuertemente huidizo hacia atrás y con enormes órbitas. Cráneo aplastado, cuya sección transversal, en lugar de ser ovoide o pentagonal, como en nosotros, dibuja una bóveda ampliamente abierta al nivel de los oídos. Cráneo potentemente osificado, en el que la capa cerebral no forma una giba prominente hacia atrás, sino que se halla rodeada posteriormente por un fuerte reborde occipital. Cráneo prognato, en fin, en el que los arcos dentarios se proyectan fuertemente hacia adelante, por encima de una sínfisis, no sólo desprovista de mentón, sino incluso entrante. Y también, para terminar, dimorfismo sexual fuertemente marcado: hembras pequeñas, con dientes y mandíbulas más bien gráciles; machos robustos, con molares y caninos potentes.

Ante estos caracteres, en modo alguno teratológicos, sino expresivos de una arquitectura bien establecida y bien reglada, ¿cómo no íbamos a reconocer una convergencia anatómica, hacia abajo, con el mundo «simiesco Una vez todo ello bien considerado, podemos ya, desde ahora, afirmar científicamente que, con el hombre de Trinil y el de Pekín, gracias a su descubrimiento, conocemos en el interior de la Humanidad un grado morfológico, un estadio evolutivo y un verticilo más.

Un grado morfológico, dado que sobre la línea que separa, por ejemplo, un Blanco de un Chimpancé, se colocan, por la forma de su cráneo, casi exactamente a la mitad de camino. Un estadio evolutivo también, dado que, hayan dejado o no descendientes directos en el mundo actual, representan de manera verosímil un tipo a través del cual el Hombre moderno debió pasar, en el curso de su filogénesis. Un verticilo zoológico, por fin, dado que por muy estrechamente localizado que estuviera su grupo en el borde extremo del Asia oriental, debía de formar parte de un conjunto mucho más amplio,

En resumen, el Pitecántropo y el Sinántropo son mucho más que dos tipos antropológicos interesantes. A través de ellos entrevemos toda una oleada de Humanidad. Los paleontólogos han demostrado, pues, una vez más, su sentido de las perspectivas naturales de la Vida al aislar, a título de unidad natural distinta, esta capa humana tan antigua y primitiva. Incluso han creado para ello el nombre de «Prehomínidos» Término expresivo y correcto si se considera la progresión anatómica de las formas. Pero, asimismo, un término que lleva el peligro de velar o de colocar mal la discontinuidad psíquica, en la que hemos creído deber colocar lo más agudo de la hominización.

Calificar de Prehomínidos al Pitecántropo y al Sinántropo podría insinuar que éstos no fueran todavía Hombres en sentido absoluto, es decir, que siguiendo mi manera de expresarme, no habrían todavía franqueado el paso de la Reflexión. Ahora bien: a mí me parece más probable que, aun sin haber alcanzado, ni mucho menos, el nivel en el cual estamos situados, eran ya, uno y otro, dos seres inteligentes. Que en realidad fueron tales me parece ya estar requerido en principio por el mecanismo general de la filogénesis. Una mutación tan fundamental como el Pensamiento, que da a todo el grupo humano su aliento específico, no podría, a mi manera de ver, haber aparecido sólo en curso de desarrollo a la mitad de la altura del tallo.

Por el contrario, sostiene todo el edificio. Su lugar está, pues, por debajo de cualquier verticilo reconocible en las profundidades inasequibles del pedúnculo, por debajo, pues, de otros seres que, por prehomínidos que sean por la estructura de su cráneo, se colocan, de manera distinta ya, por encima del punto de origen y de desarrollo de nuestra Humanidad. Pero hay más todavía. No conocemos ninguna huella de industria asociada directamente a los restos del Pitecántropo. Y ello por causa de las condiciones del yacimiento: alrededor de Trinil, los fósiles se hallan en estado de huesos arrastrados hacia un lago por los ríos. Cerca de Pekín, en cambio, donde el Sinántropo fue sorprendido en su lecho, dentro de una cueva rellena, abundan los instrumentos de piedra mezclados con los huesos quemados.

¿Es necesario, tal como lo sugirió Boule, considerar a esta industria (a veces, lo reconozco, de una sorprendente calidad) como los vestigios abandonados por otro hombre desconocido, al cual el Sinántropo no «faber» habría servido de caza? Mientras no se haya encontrado ningún hueso de este Hombre hipotético la idea me parece gratuita y, después de todo, menos científica. El Sinántropo tallaba ya las piedras y conocía ya el fuego. Hasta que tengamos una prueba de lo contrario, estas dos propiedades constituyen, al mismo título que la propia reflexión, parte integrante del pedúnculo. Reunidos dentro de un haz inseparable, los tres elementos surgen de manera universal, al mismo tiempo que la Humanidad. He aquí, de manera objetiva, la situación. Si realmente es así, vemos, no obstante, que, a pesar de sus caracteres osteológicos y reminiscentes de los Antropoides, los Pre homínidos estaban psicológicamente más cerca de nosotros y por consiguiente, desde el punto de vista filético, menos jóvenes y primitivos de lo que podríamos pensar.

Ya que, en fin, debió de ser necesario mucho tiempo para descubrir la llama y el instrumento cortante… De tal manera que, detrás de ellos, habría lugar suficiente para otro verticilo humano que quizá acabaremos por hallar en el puesto al mismo tiempo que el Pitecántropo y el Sinántropo, otros Homínidos llegados al mismo estadio de desarrollo. En cuanto a los mismos, no poseemos todavía más que restos, desgraciadamente insuficientes quizá: la famosa mandíbula de Mauer, en Alemania; y en África oriental, el cráneo mal conservado del africántropo. Esto no es suficiente para determinar la fisonomía general del grupo. Una observación, sin embargo, podría indirectamente llegar a hacer la luz sobre lo que desearíamos saber.

Del Pitecántropo conocemos actualmente dos especies: una relativamente pequeña”; la otra, mucho más robusta y brutal. A ellas se añaden dos formas verdaderamente gigantes, representadas, en Java, por un fragmento de mandíbula y en China del Sur, por dientes aislados. Lo que, con el Sinántropo, constituye un conjunto (para la misma época y sobre la misma franja continental) de cinco tipos diferentes, seguramente emparentados.

Esta multitud de formas vecinas, comprimidas unas contra otras en una banda estrecha, y también esta curiosa tendencia común al gigantismo ¿no nos sugiere la idea de una hoja o «radio» zoológico marginal, aislado, mutando sobre sí mismo de una manera autónoma? Y lo que sucedía entonces en China y en Malasia, ¿no tendría también su equivalente, formando otros radios, más hacia el Occidente?

En este caso, podría decirse que, zoológicamente hablando, el grupo humano en el Cuaternario inferior no formaba más que un conjunto todavía poco coherente en el que dominaba toda la estructura divergente habitual en los demás verticilos animales.

Pero ya sin duda también en las regiones más centrales de los continentes, los elementos de una nueva ola humana más compacta se agrupaban, prestos a barrer este mundo arcaico.

EL COMPLEJO «HOMO SAPIENS»

Una de las grandes sorpresas de la Botánica es ver, en los inicios del Cretáceo, el mundo de las Cicadáceas y de las Coníferas bruscamente desplazado e invadido por un bosque de Angiospermas: Plátanos, Encinas…, la mayoría de nuestras esencias modernas reventando, ya realizadas, sobre la flora jurásica en alguna región desconocida del globo. Igual es la perplejidad del antropólogo cuando descubre, sólo separados en las cuevas por un nivel estalagmitas, al Hombre de Le Moustier y al Hombre de cromañón al Hombre de Aurignac. En este caso, ninguna ruptigeológica. Y, no obstante, un rejuvenecimiento fundamenta) dé Humanidad. Obligado por el clima o empujado por la inquietud de su alma, he aquí la brusca invasión, por encima de los Neandertaloides, del Homo sapiens; ¿De dónde venía este hombre nuevo?… Algunos antropólogos quisieran ver en él la culminación de determinadas líneas ya previstas en épocas anteriores, el descendiente directo, por ejemplo, del Sinántropo.

Por razones técnicas definidas, pero más aún por analogías de conjunto, conviene enfocar las cosas de otra manera distinta. Sin duda alguna, el Hombre del Paleolítico superior debió pasar, en alguna parte y a su manera, por una fase prehominiana y después por otra neandertaloide. Pero, semejante en esto a los mamíferos, a los Trituberculados y a todos los demás phyla, parece escapar a nuestra visión en el curso, quizá acelerado, de esta embriogénesis. Imbricación y reemplazamiento, mejor que continuidad y prolongación: la ley de los relevos, dominando también aquí a la Historia. Así, pues, me figuro fácilmente al recién llegado como naciendo de una línea de evolución autónoma, por largo tiempo oculta, pero secretamente activa —y que un buen día emergió triunfante de entre las demás – sin duda en el corazón mismo de estos Neandertaloides, cuyo haz fecundo y probablemente muy antiguo hemos señalado más arriba. Dentro de toda hipótesis hay un hecho cierto y que todo el mundo admite.

El hombre que observamos en la tierra, al final del Cuaternario, es verdaderamente ya el Hombre moderno, y además en todos los aspectos. ¿Anatómica?  entre, en primer lugar, sin duda alguna posible. Esa (frente alta, con órbitas reducidas; esos parietales ampliamente abombados; esa cresta occipital débil y bien entrada bajo el cerebro que se dilata; esa mandíbula libre, con mentón prominente; todos estos caracteres tan marcados en los últimos habitantes ya definitivamente los nuestros.

CONCLUSIONES Y APORTE FINAL:

Para dar respuesta al asunto implícito en el estudio es preciso darles unas pinceladas a algunos aspectos de gran relevancia y que ofrecen una riqueza profunda sobre la experiencia científica y filosófica de este gran hombre. Teilhard intenta ver al hombre desde las coordenadas espacio-temporales en que está situado, esto significa que para comprender al hombre no se le puede aislar de la realidad que vive, sino hay que situarlo en el corazón del mundo que está en proceso de evolución. Su objetivo es ver el hombre desde la perspectiva cósmica. Hasta ahora la filosofía se ha ocupado ampliamente de los problemas cosmológico y antropológico, éste último ha pasado a ser el centro de la filosofía moderna y contemporánea.

En la relación hombre-cosmos se descubre una gran paradoja: el hombre pertenece al cosmos, nace y se realiza en él, pero al mismo tiempo lo trasciende, va más allá del determinismo físico. Su existencia: reflexión y transformación del mundo, lo convierte en el espíritu vivo del cosmos. Biord R, (1985) en su estudio “Teilhard de Chardin 30 Años Después” señala que: sentido al hombre

Teilhard sentía dentro de sí una imperiosa exigencia de buscar un sentido al hombre y al mundo, que sus investigaciones científicas le hacían descubrir en proceso de evolución. Su hiperfísica como una visión de la totalidad era sin duda algo novedoso y hasta atrevido.

Ahora bien, Teilhard será ante todo un enamorado de la Humanidad, con una fe inquebrantable en su éxito se acercar al origen del hombre para otear sus posibilidades. Desde la ciencia tiene la intuición de un mundo en evolución, en el cual la realidad no está hecha, sino está haciéndose. Tiene una fe inamovible en el progreso humano y en la acción transformadora de la naturaleza. Pero también alimenta una profunda fe en Dios.

Para dar respuesta al objetivo general de este estudio documental como fue Analizar la Evolución Humana según la Visión de Teilhard de Chardin, es oportuno remar sobre el análisis encontrado en el objetivo específico referido a examinar el concepto del hombre, develar la evolución humana y su alcance humanista evolutivo en el cual se concluye lo siguiente:

  1. De la contribución principal de la temática de contenido ofrecida por Teilhard de Chardin se puede inferir que su idea principal representa una respuesta trascendental a los problemas planteados por el contexto circunstancial en que vivió.
  2. Este gran hombre de profundidad científica ha sabido realizar en sí una magnífica síntesis dinámico-vital en que quedaban integradas su apasionante punto de vista científico, su reflexión humano-filosófica y su profunda delicadeza en la cual alcanzaba a Dios desde el devenir cósmico. Este método teilhardiano está centrado en la inquietud creciente de ver el desarrollo cósmico e interpretarlo en su totalidad.
  3. Ver al hombre como ser cósmico implica estar atentos a observar la totalidad de la realidad en su devenir y constitución, insertar al hombre en este desenvolvimiento de las fuerzas físicas. Las ciencias nos hacen descubrir una realidad esencialmente dinámica, lo que nos muestra que una interpretación del hombre si quiere ser verdadera deberá captar todo este dinamismo humano en el devenir cósmico.
  4. El origen del ser humano es un proceso continuo de personalización. El hombre se está haciendo, progresa y trasciende. Hacerse hombre es hacerse persona, realizar el propio proyecto vital en su originalidad y unicidad, por medio de un camino de unión del yo al abrirse al encuentro interpersonal con el otro, la familia, la sociedad y por ende a la Humanidad en su totalidad.
  5. Desde este cambio de conciencia a la autoconciencia, la personalización propuesta por Teilhard se presenta como un camino orientado al ser más. Es una tendencia constitutiva que la lleva a crecer continuamente, un proceso de personalización abierto a nuevas posibilidades, a encontrarse con un marco filosófico que busca la libertad y asumir personalmente la construcción de sí mismo, y de la Humanidad.
  6. La condición humana más importante es ser-siempre-más, ya que, esto nos llevará a una opción por un centro trascendente y real que recoge y totaliza irreversiblemente toda la energía humana del ser en evolución.
  7. Este Punto Omega, término de la evolución, es Dios que consuma todas las personas en la plena comunión consigo mismo. Comunión en la cual todos al unirse a Dios continúan siendo personalmente lo que son en cuanto tal.
  8. No todo termina, sino que queda abierta la interrogante acerca del futuro del hombre. ¿Sabrá la persona asumir la evolución y hominizarla?, ¿querrá el hombre acrecentar la Humanidad, hacerla progresar por medio de la unión? ¿Llegará algún día el momento de la convergencia? Teilhard se muestra optimista frente al futuro, y tiene razones para ello. La antropogénesis se nos presenta hoy más que nunca como un reto para el Hombre.
  9. La persona humana ahora se abre a un sistema social, tecnológico que le permitirá definir roles, establecer normas para convivir y compartir.
  10. La Evolución cambia el paradigma de un ser determinado a uno indeterminado, que no solo es motivado, sino que entra en contacto con diversos factores sociales y psicológicos donde su comportamiento estará condicionado por creencias, sentimientos y actitudes.
  11. Las relaciones humanas fructifican en la productividad y al incremento de la efectividad de todo proceso evolutivo.
  12. Ser más es hacerse permeable al dialogo que permite el intercambio de información y fluidez en las relaciones humanas

En virtud de este proceso evolutivo, se une un proceso único y universal que abraza toda la realidad humana que al confrontarlo con los aportes de Biord R, (1985) vemos que “Teilhard de Chardin ha sido un hombre de ruptura que se ha adelantado a su tiempo abriendo caminos nuevos” (Pág. 44). En el mismo orden de ideas al revisar este aporte y al compararlo con invitaciones realizadas sobre el tema en estudio encontramos que Urosa J (1976) en si investigación titulada “el Progreso y el Reino de Dios en Teilhard Chardin”, en su capítulo el aspecto de orden espiritual y comunitario, concluye diciendo que: el progreso implica muchísimos peligros. Para ser verdaderamente humano implica la entrega total del hombre a Dios… Pero es posible que éste, limitado y golpeado en sus fuerzas naturales, yerre el camino hacia su verdadera plenitud y se contente con progresos en niveles inferiores, sin dar lugar a un progreso mayor… El progreso es una fuerza que, dada la naturaleza humana, débil e inclinada al error, puede conducir al hombre a su mayor fracaso: una auto-adoración estéril.

Esta evidencia sustancia de evolución creadora permitió a Teilhard de Chardin darle lazos y recurrir al a ley de Complejidad Consciencia que en un individuo depende, en proporción directa a su grado de complejidad. Cuanto más complejo es un organismo, tanto más centrada está su consciencia. Entienda como una multitud de elementos unificados. No es la simple agrupación de elementos distintos, esto sería pura heterogeneidad. La complejidad es una heterogeneidad organizada.

APORTE DEL INVESTIGADOR

Del análisis obtenido en la realización de este proyecto de investigación propongo un aporte basado en la Evolución Humana desde el pensamiento filosófico ofrecido por Teilhard de Chardin, el cual describo a continuación:

Reflexión Humana (Evolución): El hombre comienza abrirse al ser. El Paso de la reflexión es en la persona humana el punto de tránsito de la vida no reflexiva a la vida reflexiva, o sea de la biosfera a la noosfera, que marca una emergencia discontinua en un proceso de centración continua. Ahora la persona tiene un repliegue de la consciencia sobre sí misma y se mira a sí mismo como objeto y sujeto al mismo tiempo. Se conoce como cognoscente y da un Salto Ontológico donde la materia está dotada, pero sólo el hombre logra el rebote de la reflexión como un éxito en la totalidad de su humanidad.

Equilibrio Evolutivo Dinámico del Hombre: Ahora el Salto ontológico que ha dado en la persona humana le exige una relación social que arrope un marco filosófico donde lo biológico, psicológico, académico, industrial, tecnológico, político, económico y espiritual tengan un equilibrio de posibilidad y apertura. Esta relación con su medio cósmico indica la secuencia apropiada de actividades para proyectarse y trascender.

El hombre mantiene un panorama global acoplado con una PERSPECTIVA EVOLUTIVA: En términos generales hace el buen uso del Medio Externo: Condiciones y Tendencias y de su Medio Interno valorando: Ventajas y limitaciones (Técnicas, Estructurales y Psicosociales).

Desarrolla experiencias y Habilidades para la FORMACIÓN EN LA VIDA COMO UN TODO: Se da la oportunidad de un enfoque contingente para aparear sus esfuerzos de cambio con las situaciones existentes y establece propósitos a corto, mediano y largo plazo para así determina caminos para la corporación de objetivos.

Crea su medio de CONVIVENCIA: El hombre se involucra continuamente a las diferentes culturas, instituciones, trabajo y medio social que le ayudan a identificar patrones de relaciones que terminen en un desempeño efectivo y determina la diferenciación e integración.

Propone un Proyecto de vida que lo haga TRASCENDER: Se da la mano con la condición humana, con la apertura al Diálogo para favorecer estilos de Vida Saludables cargados de Valores Humanos.

Conforma un sistema de INFLUENCIA Y LIDERAZGO: Sus estrategias más fundamentales e iníciales son la comunicación efectiva, la motivación y un estilo de Liderazgo Flexible.

Alienta el esfuerzo para MEJORAR SU PROCESO EVOLUTIVO: A través de su autoconciencia busca progresar contantemente dotándose de análisis de situaciones y realimentando las experiencias.

Ser – Siempre – Más: Este nuevo umbral de pensamiento otorgado por el éxito de la Reflexión no es sólo un cambio personal o de una especie, corresponderá a un cambio planetario que afecta a la totalidad de la Vida de la persona humana. Es el resultado discontinuo de un proceso de continuidad: la ascensión de la consciencia, del Espíritu, a través de la complejificación de los organismos. Un solo y único proceso de fondo, siempre reconocible: aquel que, después de haberse materializado en las primeras células, se prolongaba en la edificación de los sistemas nerviosos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Obras de Teilhard Chardin

DE CHARDIN, T (1968) Ciencia y Cristo. (TRAD. ESP.) TAURUS Ediciones S.A. España.

DE CHARDIN, T (1974) El Fenómeno Humano. (TRAD. ESP.) TAURUS Ediciones S.A. España.

DE CHARDIN, T (1967) El Grupo Zoológico Humano, (TRAD. ESP.) Segunda Edición Española. TAURUS Ediciones S.A. España.

DE CHARDIN, T (1967) La Activación de la Energía Humana. (TRAD. ESP.) Segunda Edición Española. TAURUS Ediciones S.A. España.

DE CHARDIN, T (1967) La Energía Humana. (TRAD. ESP.) Segunda Edición Española. TAURUS Ediciones S.A. España.

Obras sobre Teilhard Chardin

Urosa J (1976). El Progreso y el Reino de Dios en Teilhard de Chardin. Revista de la Facultad de Teología. Pontificia Universitas Gregoriana. Edición Arquidiócesis de Caracas. Maracaibo – Venezuela.

Biord R, (1985) Teilhard Chardin 30 Años Después. Revista Anthropos. Librería Editorial Salesiana. Caracas / Venezuela.

Bibliografía General Complementaria

Aristóteles, Obras filosóficas. Buenos Aires. Editorial Jackson. 1948

Crusafont, B. Meléndez y E. Aguirre. (1986) La Evolución. Biblioteca de autores cristianos (B.A.C). Cuarta Edición.

Crusafonte M, (1983). Dinámica Biológica de la Antropogénesis. Editorial la BAC. Cuarta Edición. Madrid.

Diccionario Enciclopédico Lexus Ediciones Trébol. 1999.

Maritain J, (1939) Acción humana y acción política. Primera edición edit Losada. Argentina.

Riaza J, (1984) El comienzo del mundo. Tomo I. Biblioteca de autores Cristianos (B.A.C).

San Agustín. (2002) Obras completas XLI. Escritos atribuidos. Editorial B. A.C.

Templado J, (1983) Desarrollo Histórico de las Ideas Evolucionistas. Editorial la BAC. Cuarta Edición. Madrid.

Walter Brugger (1995) Diccionario de filosofía. Herder.

Comentarios recientes

25.11 | 00:55

Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura

16.11 | 05:32

Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.

28.10 | 14:04

Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.

Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.

23.10 | 15:49

Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.

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