A Relax Place
Soldado del ejército republicano durante la guerra civil, cuando cayó Asturias, con 17 años, le hicieron prisionero los nacionales. Pasó por la cárcel de Gijón y en el campo de concentración de San Marcos, en León. Y recaló en un batallón de trabajadores para arreglar los caminos, hacer trincheras y, después de la guerra, le trasladaron a los Pirineos para fortificar aquella zona. Una noche se escapó a Francia.
Allí encontró, como otros miles más, la disyuntiva entre el regreso obligado y el castigo o su incorporación a las filas de la Legión Extranjera, en medio de un conflicto mundial ya desencadenado. Destinado al norte de África, junto con otros muchos compatriotas, el desembarco aliado y el final de la Francia de Vichy le permitió vislumbrar que la poderosa maquinaria bélica que conoció en su tierra podría ser vencida si se contaba con los medios necesarios. Y los aliados los tenían.
La creación de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, al mando del general Leclerc, supuso, para varios cientos de españoles exiliados, la oportunidad de continuar una lucha iniciada años antes. Usó el seudónimo de Belmonte y ostentó el grado de cabo. Con ella se entrenó en Marruecos e Inglaterra y, llegado el momento, desembarcó en Normandía. Con el sobrenombre de “Caporal Belmonte” formó en el tercer batallón en la famosa compañía “La Nueve”,
Tras duros combates camino de París, por los que acabaría recibiendo la Cruz de Guerra, resultó gravemente herido por la metralla de un proyectil alemán le alcanzó en el hombro, unos días antes de que La Nueve, la unidad mayoritariamente española de la división, llegara a las puertas del ayuntamiento parisino.
La larga convalecencia y la gravedad de las heridas recibidas impidieron que Manuel volviera al frente. Luego, una vez finalizada la guerra, sus esperanzas de liberar España, como las de otros muchos miles de compatriotas, se desvanecieron en el nuevo orden mundial. Otra nueva y larga campaña se iniciaba para Manuel, que en su nueva tierra de acogida tuvo que reemprender una vida que se había detenido con diecisiete años. Se afincó en Francia y conoció allí a la que fue su esposa, Paulette.
Tras una auténtica aventura diplomática, a mediados de los años cincuenta regresó a Asturias, tierra a la que ya no dejó de volver.
El 25 de agosto de 2003 participó en los actos celebrados en París, en los que se descubrió una placa en honor a los republicanos españoles que lucharon contra el fascismo en Francia.
En el año 2004, él y sus compañeros recibieron la Medalla de plata del Principado de Asturias de manos de los Príncipes de Asturias.
Además de estar en posesión de las mencionadas Medalla de Asturias y Cruz de Guerra, era Caballero de la Legión de Honor de la República Francesa y había recibido la Medalla del Ayuntamiento de París en 2010 y otras muchas medallas, condecoraciones y nombramientos, tanto de Francia como de España.
El centro escolar de su pueblo natal, Marentes, en el concejo de San Antolín de Ibias, lleva su nombre. Y era el presidente de honor de la asociación La Nueve.
El 14 de febrero de 2011, a las cinco de la mañana, Manuel Fernández Arias murió en Bretaña, en Francia, donde residía, a los 91 años, en el hospital de Guingamp. Fue enterrado con honores militares en el cementerio de Guemeer-Quezennec, junto a su esposa, Paulette.
Alfonso
15.09.2019 00:40
Muy interesante. Gracias
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.