A Relax Place
En 1820, Agustín de Iturbide fue comisionado para terminar con la resistencia insurgente de Vicente Guerrero; después de varios reveses militares prefirió elaborar un plan distinto: pactar con los insurgentes, cesar las hostilidades, unir fuerzas y terminar con diez años de guerra.
Iturbide proclamó el plan de Iguala, se convirtió en el jefe del Ejército Trigarante, logró la adhesión de casi todas las tropas realistas e insurgentes y firmó con Juan de O’Donojú los tratados de Córdoba que reconocían la independencia de México. El libertador hizo su entrada triunfal a la capital mexicana el 27 de septiembre de 1821, consumando así la Independencia.
Agustín de Iturbide ingresó en su juventud al ejército realista. Durante las primeras etapas de la guerra de Independencia combatió con ferocidad a los insurgentes. La dureza y crueldad que evidenció en los campos de batalla -fusilaba sin empacho a sus enemigos-, se extendió a la población civil que mostraba la más mínima simpatía con la causa independentista.
Su momento cumbre como miembro de las huestes realistas fue derrotar a José Ma. Morelos en 1815, pero empañó sus méritos militares por el enfrentamiento político entre los generales realistas Félix María Calleja y José de la Cruz donde, el segundo por medio de la iglesia acusó a Iturbide que dependía de Calleja, con escándalos de enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad y conducta violenta. El virrey Calleja se vio obligado a removerlo de sus funciones militares en 1816. Sin embargo, Iturbide sorteo este enfrentamiento y de alguna manera salió bien librado del mismo, dando pie a su propio pensamiento libertario.
Consumada la Independencia, Iturbide nombró una junta de gobierno que lo designó presidente y decretó para él un sueldo de 120 mil pesos anuales, excluyó a los veteranos de la insurgencia.
Agustín I de México no supo, o no pudo, defender su corona, en un México que apenas empezaba a dibujarse. Su ambición y la oposición de los republicanos y la mano negra de Joel Roberts Poinsett (EE. UU.), ayudaron a derrocar al imperio.
Exiliado en Londres recibió noticias de que la Independencia de México peligraba y regresó. Ser el consumador de la Independencia y realmente un patriota, no fue suficiente para salvarlo de ser fusilado, y juzgado, como traidor por los mismos intereses que lo derrocaron.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.