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La Teoría de las Geoproto Civilizaciones (GPC) Parte 4
del libro La Prehistoria Jamás contada©
de la Teoría de la existencia de Geoproto Civilizaciones©
de Roberto Zetina
Y en medio de esta faena se toparon con una serie de sorpresas. La más resaltante, fue sin duda, el hallazgo de gigantescas huellas sobre bloques de piedra que, por sus ángulos rectos ysfue en 1969 cuando Juan Moricz, un flemático húngaro nacionalizado argentino, espeleólogo aficionado y experto en leyendas ancestrales, encaró este apasionante misterio del oriente selvático del Ecuador.
Aunque Moricz no era el primero en tropezarse con el intrincado de túneles y galerías subterráneas que dan cobijo a los Tayos (aves nocturnas - imagen inferior - cuyos polluelos son muy codiciados por los indios shuaras), es innegable su valentía y arrojo al haber sido, sin duda, el primero en dar a conocer a nivel mundial la existencia de este sistema intra terrestre.
Frente a esto, es inevitable pensar en la posible relación entre las planchas que menciona Moricz - halladas en una cámara secreta de la Cueva de los Tayos - con las planchas metálicas de complejos ideogramas que han sido visualizadas en nuestra experiencia de contacto, aquella biblioteca cósmica que los Guías extraterrestres denominaron "El Libro de los de las Vestiduras Blancas".
Veamos a continuación los intrincados de este misterio - que palpita aun en la selva ecuatoriana - y cómo llegó Moricz a descubrir los túneles de esa esquiva humanidad subterránea.
A una altitud aproximada de 800 metros, en una zona montañosa irregular, en las faldas septentrionales de la Cordillera del Cóndor, se sitúa la entrada "principal", o más bien, la entrada "conocida" al mundo subterráneo de la Cueva de los Tayos. El acceso consiste en un túnel vertical, una suerte de chimenea con unos 2 metros de diámetro de boca y 63 de profundidad.
El descenso - no apto para cardíacos - se realiza con un cabo y polea. De allí, un verdadero laberinto se abre al explorador por kilómetros de misterio, que deben ser recorridos en la más absoluta oscuridad. Las linternas más potentes son nada ante semejantes galerías donde una catedral entera podría caber.
La Cueva es denominada habitualmente "de los Tayos" debido a que su sistema de cavernas es el hábitat de unas aves nocturnas llamadas Tayos (Steatornis Caripensis), que constituyen la misma especie que se ha hallado en otras cavernas de Sudamérica, como por ejemplo, los "guacharos" en Caripe, Venezuela. El estudio inicial de esta conexión intraterrestre entre especies de aves nocturnas lo abordó detalladamente el sabio alemán Alejandro de Humboldt, en su obra: "Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente" (1800).
Es sumamente sospechoso que una misma especie de aves ciegas esté diseminada en diversas cavernas de Sudamérica. ¿Será que todos aquellos laberintos intraterrestres no son cavernas aisladas y guardan una conexión?
En las inmediaciones de la Cueva de los Tayos del Ecuador viven los Shuaras, quienes en el pasado fueron conocidos con el nombre "Jíbaro" - denominación despectiva para ellos -, famosos - también en el pasado - por su bravura y el arte de reducir cabezas. Ellos son los primeros exploradores del sistema subterráneo, ya que cada mes de abril bajaban a la cueva para hurtar los polluelos de los Tayos - que son más grandes que una paloma.
Y en medio de esta faena se toparon con una serie de sorpresas. La más resaltante, fue sin duda, el hallazgo de gigantescas huellas sobre bloques de piedra que, por sus ángulos rectos y simetría, sugieren un origen artificial. Moricz recogió estos relatos en su visita al oriente Ecuatoriano, pudiendo comunicarse sin mayor dificultad con los nativos gracias a su dominio del Magiar, un antiquísimo lenguaje húngaro similar al dialecto Shuar. Obviamente, Moricz sabía muy bien a qué blanco apuntar.
Desde 1950 seguía pacientemente la "pista" que lo podría llevar al reino subterráneo. Algunas fuentes, incluso, lo vinculan con una extraña orden esotérica húngaro-germana, hecho que podría explicar el profundo conocimiento esotérico que esgrimía en sus controvertidas entrevistas a los medios de prensa. Sea como fuere, Moricz estuvo en Perú, Bolivia y Argentina buscando estas entradas antes de llegar al Ecuador. En más de una entrevista subrayó lugares como Cusco, el Lago Titicaca y Tierra del Fuego, como los posibles lugares desde donde "se puede descender al reino subterráneo".
Según él, la Cueva de los Tayos es sólo una de las tantas entradas a este mundo perdido, y lo más apabullante: que aun así, estaríamos hablando de un simple "arañazo" al mundo real de estos seres intraterrestres, que yacen a profundidades difíciles de alcanzar por el ser humano.
Pero la cosa no queda allí.
Quizá una de las aseveraciones más inquietantes es la existencia de la presunta biblioteca metálica. De existir, y siempre bajo el testimonio de Moricz, allí encontraríamos registrada la historia de la humanidad en los últimos 250.000 años, una cifra que moviliza a cualquiera.
Un punto a tener en cuenta en relación a estas planchas, nos lleva en línea recta a los extraños objetos que en su momento custodió el padre salesiano Carlo Crespi, en el patio de la Iglesia María Auxiliadora de Cuenca. Los objetos habían sido encontrados por nativos quienes, en acto de amabilidad y gratitud, se los cedieron al padre Crespi para su custodia.
Muchos de estos objetos - por no decir todos - posteriormente fueron robados. Si el padre Crespi aun estuviese con vida, quizá podríamos rastrear el origen exacto de tan enigmáticas piezas que parecían ser muy antiguas, mostrando indiscutibles ideogramas en relieve, una suerte de "código de información" o "escritura".
En 1976, en la primera página de la revista norteamericana Ancient Skies, apareció un revelador artículo del filólogo hindú Dileep Kumar, quien analizando los símbolos que se muestran en una de las piezas del padre Crespi - una lámina aparentemente de oro, de unos 52 cms. de alto, 14 cms. de ancho y 4 cms. de grosor - concluyó que los ideogramas pertenecían a la clase de escritura Brahmi, utilizada en el período Asokan de la historia de la India, hace unos 2.300 años...
Cuatro años más tarde, el doctor Barry Fell - Profesor de Biología de la Universidad de Harvard - identificaba 12 signos de la lámina en cuestión con los propios signos empleados en el Zodíaco.
Y bien, teniendo en cuenta que estos objetos se hallaron en el Ecuador, no era descabellado darle al menos el beneficio de la duda a la biblioteca metálica descubierta por Moricz en la Cueva de los Tayos.
Todo esto no tardaría en atraer la atención de los cazadores de lo misterioso.
Y la cosa se puso color de hormiga.
Primero apareció en escena el famoso escritor suizo Erick Von Däniken, quien supo cautivar a Moricz para que le diese material fotográfico y la versión oculta de su hallazgo, hecho que fue espectacularmente explotado en el libro "El Oro de los Dioses" (1974), donde Däniken no sólo se limitó a fantasear con la versión original de la historia, sino, por si fuera poco, sostenía haber ingresado él mismo a la Cueva de los Tayos "en sus sueños" y haber visto con sus propios ojos la biblioteca metálica.
El libro fue un bestseller mundial, vendiendo 5 millones de copias y traducido a 25 idiomas.
NI UN PESO PARA MORICZ
El libro, cautivó de manera particular al lector europeo.
"Däniken incluyó fotografías del Archivo Moricz-Peña Matheus que mostraban el interior de las cuevas, e imágenes de la planchas metálicas del Padre Crespi",
...y fue así como el ingeniero escocés Stanley Hall contacta con Moricz para proponerle una expedición internacional a la Cueva de los Tayos.
Moricz aceptó siempre y cuando él fuese el jefe de la expedición y que ningún objeto hallado en el mundo subterráneo podría ser retirado. Como era de esperarse, Hall no aceptó la propuesta.
Inmediatamente desechó la presencia de Moricz en la expedición y se comunicó con el Gobierno de Inglaterra.
Resultado: En julio de 1976 se llevaría a cabo una expedición Ecuatoriano-Británica, con un intimidante personal militar y científico y, para añadir la cereza al pastel, la presencia del astronauta norteamericano Neil Armstrong.
Desde luego, esta no sería la primera incursión del astronauta en un lugar donde "las papas queman". Recordemos tan sólo sus frecuentes visitas a Paysandú, Uruguay, debido a la intensa actividad Ovni en la estancia de la Aurora -popularizada por el escritor brasilero Trigueirinho.
El mismísimo dueño de la estancia donde ocurrieron los hechos, Angel Tonna - con quien tuve la oportunidad de compartir en su casa de Paysandú en 1999 - aún recuerda las visitas de Armstrong quien, además, le confió en su propia estancia de Uruguay que la misión Apolo XI de 1969, enfrentó un encuentro cercano del Tercer tipo en la Luna.
El espeleólogo argentino Julio Goyen Aguado -presente en las primeras expediciones a la Cueva de los Tayos, incluyendo la incursión ecuatoriano-británica- sostenía que la expedición de 1976 fue financiada por la Iglesia Mormona, ya que las planchas metálicas que aludía Moricz recordaban las propias planchas de oro que recibiera el profeta Joseph Smith de manos del ángel Moroni.
Teniendo en cuenta diversas leyendas mormonas apuntan a que los citados registros estarían ocultos actualmente en algún lugar de la cordillera de los Andes, es curioso notar que la zona donde se ubica la Cueva de los Tayos se denomina "Morona", similar al nombre del "enviado" que contactara a Smith. Sea como sea, Aguayo - ya fallecido - sospechaba que Stanley Hall pertenecía a los Servicios Secretos del Reino Unido, además de formar parte de la masonería inglesa, sumamente interesada en encontrar la biblioteca metálica.
Neil Armstrong, y recordemos bien esto, también era masón.
No obstante a todo ello, aunque el tema de la biblioteca metálica ha atraído a muchos buscadores, en verdad este tesoro oculto despistó a quienes se embarcaban en su busca del verdadero secreto del mundo subterráneo: aquellos seres que grabaron las planchas.
A fin de cuentas, el informe de la Expedición echó por tierra el verdadero secreto que yace en la Cueva de los Tayos, mientras a mitad de todo el jaleo, se llevaban cuatro cajas selladas de madera que no permitieron abrir a los shuaras, quienes se sintieron engañados y estafados. Hoy en día recuerdan claramente aquel triste episodio. Los nativos piensan que se llevaron "algo" de las cuevas...
Cuando Neil Amstrong salió de la Cueva de los Tayos - donde permaneció tres días - declaró a los medios de prensa que su visita al mundo subterráneo había superado su vivencia en la Luna (!).
El Padre Salesiano Carlos Crespi Croci, nacido en Italia en 1891, dedicó su vida al Ecuador desde 1923 hasta 1982. Educador, antropólogo, Botánico, artista, explorador, cinematógrafo, humanitaria y músico, su insondable riqueza de talentos y la benevolencia sirve e iluminado a ricos y pobres, en reconocimiento de que una impresionante escultura en su memoria fue erigida en Cuenca, su ciudad de adopción, por un pueblo adorando. Después de reunirse con Padre Crespi (ver foto) en 1975-76, levantada el ministro presbiteriano Stan Hall declaró a un amigo, ¡si alguna vez sentí que había estado en presencia de un santo fue con el Padre Crespi!
Un homenaje al Padre Crespi – el nacimiento de un Santo es el extracto de la película mostrada abajo de 'Los Invencibles Shuar del Alto Amazonas', rodada en 1927 por el Padre Salesiano Carlos Crespi, la primera película de la vida de la comunidad de Shuar y de la cultura jamás se habia hecho. La población Shuar-Achuar de Ecuador con alrededor de 70,000 personas en más de 400 comunidades. Se llaman 'Invencibles' porque ni Incas ni Conquistadores pudieron dominarlos. En la década de 1990 Stan Hall, 'Honorario Vitalicio' y representante de la delegación internacional de la Federación Shuar, mediaba por la liberación de la energía atómica ecuatoriano y fue tomado preso porque llegó en una comunidad Shuar sin previo aviso. Las únicas palabras que el Shuar asociado a energía atómica fueron 'Hiroshima' y 'Nagasaki'.
Después de consultar a geólogos especializados, Hall fue convencido por los representantes Shuar y Achuar en Quito que los yacimientos de uranio en su territorio eran insignificantes y sin valor comercial.
Muchos no estén familiarizados con lo que llamamos la colección Crespi, pero fue y es una de la más impresionante colección de artefactos de América Central y del Sur que hayan sido reunidos.
El Padre Carlos Crespi era un monje salesiano que vivían en Ecuador.
Hizo trabajo misionero entre la población indígena en valles remotos durante su vida. Crespi recibió o compró muchos artefactos de los indígenas en Ecuador. Cuando preguntaba, le decían que habían sido encontradas en sistemas de cuevas subterráneas en las selvas.
Conforme el tiempo paso, muchas de estas reliquias que reunió, se mantuvieron en el patio de la Iglesia María Auxiliadora.
Desafortunadamente, muchos de los artefactos fueron destruidos en un incendio en 1962 o más tarde cuando la iglesia fue restaurada.
También, muchos fueron perdidos o robados por cazadores de tesoros. Después de que el Padre Crespi falleció, los artefactos restantes de la colección original fueron removidos y hechos inaccesibles al público. Algunos tal vez pueden conservarse aún en el archivo del sótano de la Iglesia María Auxiliadora.
La edad y el origen de estos elementos no se conoce hoy en día.
El Padre Crespi nunca trató de clasificarlos.
Los motivos de la imagen son extraños, no y el no entendía su significado. Estos objetos muestran las imágenes de una cultura desconocida. ¿Fueron dejados por civilizaciones desconocidas?
Las más conocidas son tabletas hechas de plata, hoja de oro o aleaciones con letras desconocidos y misteriosos símbolos.
¿Egipcios?, ¿Sumerios?, ¿En Ecuador? Como es posible
A una altitud aproximada de 800 metros, en una zona montañosa irregular, en las faldas septentrionales de la Cordillera del Cóndor, se sitúa la entrada PRINCIPAL (la entrada está ubicada entre los ríos Coangos y Santiago), o más bien, la entrada CONOCIDA al mundo subterráneo de la Cueva de los Tayos. El acceso consiste en un túnel vertical, una suerte de chimenea con unos 2 metros de diámetro de boca y 63 de profundidad. El descenso -no apto para cardíacos- se realiza con un cabo y polea. De allí, un verdadero laberinto se abre al explorador por kilómetros de misterio, que deben ser recorridos en la más absoluta oscuridad. Las linternas más potentes son nada ante semejantes galerías donde una catedral entera podría caber.
Leyendo tan sólo el acta notarial de su hallazgo, con fecha en la ciudad costeña de Guayaquil, dice que:
...he descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad. Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio...
La Cueva es denominada habitualmente de los Tayos debido a que su sistema de cavernas es el hábitat de unas aves nocturnas llamadas Tayos (Steatornis Caripensis), que constituyen la misma especie que se ha hallado en otras cavernas de Sudamérica, como por ejemplo, los "guacharos" en Caripe, Venezuela.
En las inmediaciones de la Cueva de los Tayos del Ecuador viven los Shuaras, quienes en el pasado fueron conocidos con el nombre Jíbaro -denominación despectiva para ellos-, famosos -también en el pasado- por su bravura
y el arte de reducir cabezas. Ellos son los primeros exploradores del sistema subterráneo, ya que cada mes de abril bajaban a la cueva para hurtar los polluelos de los Tayos -que son más grandes que una paloma.
Tayo - Steatornis caripensis o Oilbird
Leyendo tan sólo el acta notarial de su hallazgo, con fecha 21 de julio de 1969, en la ciudad costeña de Guayaquil, a cualquiera se le encrespan los cabellos frente a estas detonantes afirmaciones:
"...he descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad. Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio..."
UBICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LA CUEVA DE LOS TAYOS
Las investigaciones Ecuatoriano-Británicas se desarrollaron por 35 días, instalando un generador de electricidad en el campamento base, a escasos metros de la boca misma de la Cueva, descendiendo a diario a las profundidades para desarrollar sus "investigaciones geológicas y biológicas". Según el informe final, la comisión de estudiosos concluyó que la Cueva de los Tayos no tenía origen artificial, y que no existían indicios de trabajo humano.
Todo lo había hecho la naturaleza...
Una conclusión desconcertante teniendo en cuenta los claros dinteles y bloques de piedra que se pueden encontrar en el sistema intraterreno, muy similares a los que halló, paradójicamente, el equipo de arqueólogos de la expedición a mitad de camino entre el campamento base y la unión del río Coangos con el Santiago. Hallaron un muro megalítico de aproximadamente 4,50 metros de largo por 2,5 metros de alto.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.
OsoTato
22.08.2018 18:04
Gracias, encantado de haber podido compartir
Elisa
22.08.2018 01:14
extraordinario relato, gracias por compartirlo.-