A Relax Place
Los espacios presidenciales, utilizados para actividades protocolarias, asoman al zócalo y llegan por el sur hasta la Calle de Corregidora.
En sus recámaras despacharon, descansaron y durmieron virreyes, emperadores y presidentes que han gobernado México, aunque el estilo decorativo predominante es el que impusieron Maximiliano de Habsburgo y Porfirio Díaz.
En los pasillos del primer piso está la Galería de los Presidentes y la Galería de los Insurgentes. La primera es una serie de cuadros de primeros mandatarios y la segunda es una colección de retratos de personajes de la Independencia.
Para ir de las habitaciones al despacho, el presidente debía cruzar el Salón Juárez. En el despacho se ha conservado el mobiliario de estilo renacentista, sobresaliendo el sillón presidencial y el librero.
Otros espacios y aposentos son el Salón de Embajadores y el Salón de Recepciones, tres salones (Morado, Verde y Azul) así llamados por el color de sus elementos decorativos, el Salón Morisco y el de Acuerdos, el Patio de Honor y las áreas de bibliotecas y de comedor.
La instalación de la Galería de los Presidentes fue ordenada por Manuel Ávila Camacho, con los retratos de los gobernantes republicanos hasta mediados del siglo XX.
Los cuadros fueron recreados por el pintor Carlos Tejeda entre 1945 y 1946, aunque el de Mariano Arista es uno en el que posó en uniforme de gala para el retratista Edouard Pingret.
En la Galería de los Insurgentes se encuentran los retratos de personajes de la Independencia, como Miguel Hidalgo y Costilla (obra del pintor Joaquín Ramírez), Mariano Matamoros (José Obregón) y Agustín de Iturbide (Petronilo Monroy).
Benito Juárez despachó desde el Palacio Nacional y residió en él. Para ir diariamente desde sus sobrias habitaciones situadas en el ala norte hasta el área de oficinas gubernamentales, el presidente atravesaba este salón, que ahora lleva su nombre.
En el Salón Juárez destacan los óleos del dirigente revolucionario Emiliano Zapata y del escritor modernista y líder libertador cubano José Martí, cuya vida estuvo estrechamente vinculada a México.
El cuadro de Zapata fue recreado por el maestro Antonio Albanés García y el de Martí es una obra de E. Valderrama.
Es el mayor de los aposentos presidenciales, contando con 5 ventanales balconeados que se asoman a la Plaza de la Constitución. El balcón del lado norte es de uso exclusivo del presidente y sobre el mismo se encuentra la Campana de Dolores.
Durante el virreinato, este espacio se llamaba Salón del Trono, en alusión al asiento con grada y dosel que utilizaba el virrey en las ceremonias de la corona.
También fue lugar de encarcelamiento de Benito Juárez, cuando el dirigente reformista estuvo preso en 1857 por orden del presidente Ignacio Comonfort.
En el Salón de Recepciones hay 4 grandes óleos de la época del Porfiriato relativos a episodios históricos de México.
En este salón, los embajadores y cónsules acreditados en México presentan sus cartas credenciales ante el ejecutivo nacional.
El Salón de Embajadores ha estado ligado a importantes episodios de la historia mexicana. El 28 de septiembre de 1821 fue firmada en el salón el Acta de Independencia mediante la cual el Imperio Mexicano encabezado por Agustín de Iturbide declaró su emancipación del Imperio Español.
En 1872, el cuerpo de Benito Juárez estuvo expuesto en capilla ardiente durante 3 días en el Salón de Embajadores, tras su fallecimiento el 18 de julio.
El Salón Morado recibe el nombre por la decoración de ese color, principalmente el tapiz y un jarrón que le fuera regalado a la primera dama Carmen Romero de Díaz. Del techo de esta sala cuelga un magnífico candil en cristal y bronce dorado, estilo Primer Imperio.
En las paredes tapizadas de verde del Salón Verde hay óleos de Carlos III de España y de George Washington. Era llamado Salón de los Secretos por las confidenciales reuniones que sostuvieron en él los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
En el salón tapizado de azul hay un óleo de Simón Bolívar y en el centro se encuentra un candil de cristal estilo Luis XV.
En el Salón de los Acuerdos, anteriormente llamado Sala de Ministros, fue hecho preso el presidente Francisco Madero, a pesar de la resistencia que opuso su guardia personal.
El Salón Morisco es un pequeño aposento de estilo morisco, expresión artística que estuvo de moda en México hacia el final del siglo XIX.
Entre los elementos moriscos de este salón se encuentran las entradas con arcos de medio punto en forma de herradura. Uno de los pocos elementos no islámicos es un espejo francés.
El Patio de Honor tiene forma de trapecio y cuenta con acceso desde el zócalo. Por el lado del levante dispone de una escalera para ascender a los espacios presidenciales.
El bonito piso del ante comedor fue armado combinando maderas de ébano, caoba, cedro y naranjo y en el mobiliario del salón sobresalen las sillas que Porfirio Díaz mandó a hacer para sus colaboradores inmediatos a los que invitaba a comer, así como los cristaleros tallados en nogal y encino.
El comedor tiene una decoración estilo Luis XVI y su mobiliario, puertas y ventanas están tapizados con seda roja. En la pared norte hay una chimenea y la gran mesa puede acomodar a 40 comensales.
La biblioteca presidencial está decorada con terciopelo rojo y flecos dorados y su mobiliario es de líneas renacentistas. La biblioteca pública, situada en la planta baja, frente al Patio de Honor, es de más de 22 mil volúmenes.
El Museo de Sitio Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez hace un recorrido por la vida del “Benemérito de las Américas” en el palacio desde el que despachó como presidente de México y donde falleció el 18 de julio de 1872.
El recinto del museo se encuentra frente al Segundo Patio Mariano y es de acceso libre. En sus salas se exhiben objetos personales de Juárez que se encontraban en el palacio al momento de su fallecimiento y otros donados por sus familiares.
Igualmente, hay una muestra de documentos vinculados a la actividad del presidente y una biblioteca sobre la Reforma, el importante proceso político y legislativo encabezado por Juárez.
Según la mitología griega, el caballo alado Pegaso nació de la sangre derramada por el monstruo Medusa cuando el semidiós Perseo la decapitó.
A partir del episodio mítico se construyó un simbolismo sobre las tres virtudes exhibidas por Perseo cuando cortó la cabeza de la criatura: valor, prudencia e inteligencia. Valor por enfrentarla, prudencia de no mirarla para no quedar convertido en piedra e inteligencia para observarla por el reflejo de su escudo.
La fuente del caballo alado, situada en el centro del Patio Principal del Palacio Nacional, constituye una alegoría artística a esas tres virtudes, que deben animar a todo gobernante justo.
Diego Rivera admiraba la cultura y el arte precolombino hasta la veneración y para su monumental obra al fresco en el Palacio Nacional se valió de la técnica narrativa que empleaban los artistas prehispánicos en sus pinturas y códices.
Los murales, realizados entre 1929 y 1951, fueron en principio una idea para explicar de manera educativa los procesos históricos de México desde la época precolombina y se han convertido en imperecederas obras de arte admiradas anualmente por millones de visitantes.
Los 5 murales principales, situados en la escalera principal y en el techo central, hacen referencia al mundo prehispánico, con Quetzalcóatl como figura principal; a la invasión estadounidense de 1846-1848, a la Independencia Mexicana, a la Revolución Mexicana y al “México de hoy y mañana”.
En los pasillos del primer piso Rivera pintó otros murales dedicados casi todos a enaltecer las realizaciones de las civilizaciones precolombinas, como La gran ciudad de Tenochtitlán, La cultura purépecha, La cultura totonaca, La producción de hule, El cultivo del maíz, La cosecha del cacao y La industria del maguey y el amate. También está el mural El desembarco de los españoles en Veracruz.
Hace unas 6 décadas fueron instalados algunos gatos en el Palacio Nacional y en otras edificaciones del centro histórico con el deliberado propósito de que mantuvieran a raya a los ratones.
La familia gatuna palaciega fue creciendo y ahora viven en el histórico recinto unos 20 mininos que merodean por pasillos, jardines y patios.
En los años 90, la primera dama, Nilda Patricia Velasco, esposa del presidente Ernesto Cedillo, se interesó por los gatos y se convirtió en su protectora. Ahora los gatos son otra atracción turística más para los visitantes del Palacio Nacional.
A través de los siglos ha habido leyendas acerca de la existencia de redes de túneles y pasadizos que comunican subterráneamente las edificaciones virreinales más importantes del centro histórico de la Ciudad de México, como la catedral y el Palacio Nacional.
El descubrimiento del Templo Mayor y otros hallazgos que confirman que debajo del centro de ciudad de México quedan muchas cosas por encontrar, han alimentado la leyenda urbana, enriquecida con toda clase de episodios misteriosos, incluyendo ritos satánicos, que habrían ocurrido en las profundidades.
La historia de los túneles es creíble, ya que a los grandes personajes de la colonia les convenía tener una ruta de escape ante motines y es posible que muchos se hayan puesto a salvo de sus enemigos y de la ira popular por esos pasadizos secretos.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.