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A través de la Santa Inquisición, Tomás de Torquemada fue responsable por miles de muertes, todas bajo la justificación de mantener la cristiandad viva en España. Este personaje vivió en territorio español durante el siglo XV y aunque a menudo su nombre pasa inadvertido en los registros históricos, mientras estuvo vivo este hombre tenía injerencias en prácticamente cualquier evento mayor que ocurría en España.
Si no fuera por Torquemada Cristóbal Colón jamás habría descubierto América, la Santa Inquisición jamás habría existido y, mucho más importante, 2,000 ciudadanos españoles jamás habrían muerto.
A mediados del 1400, o estabas de acuerdo con la Iglesia Católica o mejor te hacías a un lado, literalmente. Durante la época de la Inquisición Española, miles de judíos y musulmanes fueron sacados del país con nada más que la ropa que llevaban puesta, todo esto tras haber sido acusados de herejía por sus tardías conversiones al catolicismo.
Con el fin de que los herejes fueran debidamente expulsados de sus hogares, el papa encomendó a los inquisidores investigar cada caso. Aunque estos inquisidores habían recibido reglas más o menos claras sobre lo que podían y no hacer, uno en particular se tomó las cosas muy en serio.
Tomás de Torquemada tenía una fuerza digna de reconocimiento. Durante el tiempo que fungió como inquisidor, antes de convertirse en Gran Inquisidor, este hombre fue responsable por la brutal muerte de dos mil condenados.
Nacido en Valladolid en 1420 en el seno de una familia humilde, Torquemada estuvo predestinado a la vida religiosa. Su tío había figurado como un célebre cardenal y teólogo, cuya madre había sido convertida del judaísmo al catolicismo antes de que naciera. Desde muy temprana edad, Torquemada fue inculcado con la religión y creció para convertirse en un celoso fiel de la misma.
En la juventud, Tomás de Torquemada se convirtió en un fraile dominicano en el monasterio de Santa Cruz, en Segovia. En este lugar conoció a la entonces princesa Isabel, que en el futuro se convertiría en la regente de la nación.
Ambos descubrieron que tenían bastantes cosas en común, y a partir de entonces se convirtieron en aliados y confidentes. De hecho, sería por petición de Torquemada que Isabel se casaría con el rey Fernando de Aragón con el objetivo de unificar sus reinos. Si este hombre no hubiera unido al matrimonio, el mundo sería completamente distinto.
Cuando se estableció la Inquisición Española, Isabel confío en su tutor para que la ayudara. Evidentemente, Torquemada estaba totalmente dispuesto a ofrecerle su apoyo, pues su postura religiosa era firmemente en pro del catolicismo. Así, cuando el papa buscaba a aquellos que se mantuvieran firmes a sus creencias, lucharan por la causa religiosa y lideraran a los inquisidores en su tarea de purgar a los herejes de España, la propuesta natural de Isabel fue Torquemada.
Este fue uno de sus más grandes errores.
Extasiado por su nuevo poder, Tomás de Torquemada se convirtió en un líder implacable y furioso, forzando a aquellos que se habían convertido al catolicismo por motivos que él consideraba inadecuados – como el temor a las represalias – a vestir prendas que los señalaban como condenados. En estas vestimentas había representaciones de llamas del infierno, demonios, dragones y serpientes, funcionando como una alternativa a la prisión.
Además, los herejes eran sometidos a algo que se conocía como “tormento del agua” o “cura del agua”, parecido al método de tortura que implica sumergir la cabeza de una persona en agua. Las víctimas de esta cura del agua a menudo eran mujeres, pues eran vistas como más débiles y mayormente predispuestas a confesar sus pecados.
Otras víctimas serían quemadas vivas en ceremonias auto de fe (auto-da-fé) donde se les ofrecía la oportunidad de confesar para evitar que las quemaran vivas – aunque esto implicaba que les quitarían la vida en el garrote vil antes de incinerarlas.
Torquemada también supervisó la expulsión de 40,000 judíos en España, mismos que se llevaron únicamente aquello que podían cargar. Los que no fueron forzados a dejar el país fueron convertidos de manera forzosa al cristianismo, recibiendo bautizos no autorizados a cambio de permanecer en sus propiedades. Cualquier convertido que era descubierto practicando las tradiciones judías rápidamente era presentado ante los inquisidores.
Sin embargo, aunque la mayoría de los inquisidores trazó límites en las expulsiones o conversiones forzadas, Torquemada fue mucho más allá. Bajo el pretexto de librar a España de los herejes fanáticos que estaban manchando su nombre, Torquemada supervisó la ejecución de 2,000 personas. Los reportes sobre estos crímenes de Torquemada fueron asentados por el secretario particular de la Reina Isabel, Hernando del Pulgar.
Aunque la Inquisición se extendió más allá de la muerte de Torquemada, la mayor parte del sufrimiento se concentró bajo su mando. Eventualmente, casi al final de su vida, quejas sobre el comportamiento de Torquemada fueron filtradas al papa. Torquemada aseguró que su retiro al monasterio de Santo Tomás de Aquino en Ávila se debió a su estado de salud, pero los historiadores creen que pudo atender a las quejas sobres su reinado de terror.
Tras 15 años como Gran Inquisidor de España, Tomás de Torquemada terminó muriendo en el monasterio de Ávila. Como la mayoría de los frailes en ese lugar, fue sepultado entre sus paredes. En el año de 1832 su tumba fue saqueada, precisamente dos años antes del fin oficial de la Inquisición. Sus huesos fueron extraídos e incinerados en un ritual, como si le hubieran aplicado un auto de fe.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.