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Quizá alguna vez escuchaste hablar sobre un curioso personaje llamado Rasputín, un hombre medio loco que se ganó la fama de ser casi inmortal durante el inicio del siglo XX.
Pues este mismo personaje se convirtió en una figura muy influyente en la corte rusa hacia el final del régimen zarista, y sería el poder que conquistó junto a los monarcas – y los celos que su privilegiada posición inspiraba – lo que indirectamente provocarían su trágica muerte en el inverno del año 1916.
Nacido en el seno de una familia de campesinos, Grigoriy Yefimovich Rasputin llegó al mundo en la ciudad de Pokrovskoy, en Siberia en al año de 1869.
A muy temprana edad comenzó a llamar la atención de los pobladores de la pequeña aldea donde vivía, donde algunos creían que el niño era un tanto raro, mientras que otros lo acusaban de tener poderes sobrenaturales.
Durante la adolescencia, Rasputín ingresó al monasterio de Verkhoturye en los Montes Urales, con el objetivo de ordenarse como un monje. Sin embargo, nunca finalizó sus estudios, terminó por contraer matrimonio a los 19 años con Praskovia Fyodorovna, con quien procreó a tres pequeños. En 1906, Rasputín se mudó a San Petersburgo, y tan sólo dos años después, fue presentado ante el zar Nicolás II y su esposa, Alexandra Feodorovna. A partir de aquí Rasputín empezó a hacerse de fama.
El monje fue solicitado por el zar quien estaba desesperado por encontrar una cura para su hijo Alexei, el heredero al trono. El pequeño padecía de hemofilia –una condición hereditaria que afecta la correcta coagulación de la sangre–, y Rasputín se convirtió en la única persona capaz de detener los sangrados del príncipe cada vez que este sufría una herida.
Actualmente se especula que el “poder” curativo de Rasputín estaba en su habilidad para tranquilizar al príncipe, disminuyendo su presión sanguínea y, consecuentemente, el sangrado del niño. Una de las posibilidades es que Rasputín se haya valido de la hipnosis para lograr tal efecto, pero no faltaron rumores de que el místico loco empleaba magia negra para curar a Alexei.
Además de las acusaciones que implicaban la utilización de poderes siniestros, otro aspecto controversial es que Rasputín decía ser capaz de liberar a las mujeres de sus pecados “durmiendo” con ellas para ayudarlas a encontrar la gracia divina. Y lo que no faltó a lo largo de toda su vida fueron seguidoras, así como un montón de acusaciones y desavenencias a causa de su comportamiento disoluto.
Pese a esto, después de la primera “cura”, Rasputín se hizo con la confianza de la zarina y, durante los cinco años siguientes, pasó a ejercer una enorme influencia en el tratamiento de Alexei. El problema fue que, a pesar del comportamiento indecente e incontrolable, el monje asumió el papel oficial de consejero personal de la zarina, y la inocente mujer defendía su presencia en la corte bajo la creencia de que Rasputín era la única persona capaz de salvar la vida de su hijo.
Y como puedes imaginar, no pasó mucho tiempo hasta que su presencia en el palacio, así como el tiempo que pasaba con Alexandra, acabaron por generar duras críticas y rumores infames contra la familia real.
Según los críticos, la influencia de Rasputín había provocado el distanciamiento de los monarcas con su pueblo. Además de eso, circulaban rumores de que el monje organizaba orgias y
que había tenido relaciones con diversas mujeres casadas de la aristocracia. Uno de estos rumores incluso sugería que Rasputín tenía una aventura con la propia zarina y, por lo tanto, que era una desgracia para la corte.
Todo esto tuvo lugar en un lapso que antecedió a la Revolución Rusa, y la tensión – que ya era bastante grande – no hizo más que aumentar después de que el monje lanzó una profecía de que Rusia caería en una desgracia durante la Primera Guerra Mundial, llevando al Zar a partir al campo de batalla y dejando a Alexandra encargada de los asuntos del reinado. Los críticos acusaban a Rasputín de emplear sus poderes para manipular la mente de la zarina, aunque tuvo poca influencia sobre los asuntos políticos.
Fue entonces que los intentos de asesinato en su contra comenzaron. El primero de estos se suscitó en 1914, a manos de una prostituta que apuñaló a Rasputín – cuentan que sus entrañas cayeron por el suelo mientras la mujer gritaba que había matado al anticristo –, pero de forma milagrosa el hombre sobrevivió. Después, en 1916, un grupo de miembros de la nobleza organizaron un plan mucho más organizado que, eventualmente, resultó efectivo.
Los nobles invitaron a Rasputín a que hiciera una visita en la residencia de uno de estos, y una vez allí habría ingerido vino y alimentos envenenados con cianuro en una dosis suficiente para matar a cinco hombres. Sin embargo, el monje no mostraba señal alguna de envenenamiento, los conspiradores entraron en desesperación y le dieron un tiro. Pero…
Según los relatos, Rasputín se encontraba tendido sin pulso sobre el suelo, de repente, abrió los ojos y saltó furiosamente sobre uno de sus agresores, intentando estrangularlo.
Entonces los otros nobles dispararon en repetidas ocasiones contra el monje y, para garantizar que esta vez no regresaría del más allá, le dieron una golpiza brutal.
También cuentan que los agresores cercenaron el miembro viril de Rasputín antes de enrollar su cuerpo en una alfombra y lanzarlo al rio Neva, que estaba parcialmente congelado. El cadáver sería recuperado tres días después, y el informe de la autopsia reveló, inexplicablemente, que Rasputín no había muerto por el cianuro, ni por los balazos, mucho menos por la golpiza, sino que probablemente murió ahogado o debido a la hipotermia.
Curiosamente, un poco antes del atentado, Rasputín le habría contado al Zar que, si él llegaba a morir a manos de desconocidos, tanto el monarca como sus hijos continuarían gobernando Rusia durante los próximos siglos. Por otro lado, si el moría a mano de los conspiradores, el Zar y su familia morirían a manos del pueblo ruso. Independientemente de que haya adivinado esto o no, tres años después la familia real fue asesinada.
Según la leyenda, después de que los agresores de Rasputín cercenaran su pene, una criada encontró el miembro amputado y lo guardo. En los años 20, el miembro habría ido a parar a las manos de un grupo de mujeres rusas que vivían en Paris y que lo consideraban una especie de amuleto de la fertilidad. Tras descubrir el paradero del miembro perdido, una de las hijas de Rasputín exigió que fuese inmediatamente devuelto.
Tras la muerte de esta hija en la década del 70, el miembro cambió de manos nuevamente, y el nuevo dueño, después de haberlo ganado en una subasta, descubrió que, en realidad, el miembro era un pepino de mar. Nadie sabe a ciencia cierta que sucedió ni como el cambio –de un falo por una criatura marina– tuvo lugar, pero en 2004, supuestamente el verdadero miembro viril de Rasputín apareció.
Un investigador de la Academia Rusa de Ciencias Naturales decidió abrir un museo dedicado al erotismo en San Petersburgo, Rusia, y, además de exhibir varias pertenencias de Rasputín, uno de los objetos más famosos en exposición era el miembro. El mencionado investigador garantizó que el miembro – de 30 centímetros de largo – fue adquirido de un coleccionista francés no identificado, y que el objeto era autentico.
Comentarios recientes
25.11 | 00:55
Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura
16.11 | 05:32
Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.
28.10 | 14:04
Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.
Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.
23.10 | 15:49
Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.